
En el debut de la Copa Libertadores y a pesar de jugar un gran partido, Vélez no pudo con la categoría de Flamengo, que dos veces se levantó tras estar en desventaja y lo ganó con un golazo de Giorgian de Arrascaeta.
La incógnita estuvo planteada desde el momento en el que se sorteó la fase de grupos de la Libertadores. ¿Cómo sería el nivel de Vélez frente a la jerarquía de Flamengo? La respuesta quedó clara tras los primeros 45 minutos. Con un enorme esfuerzo colectivo para contrarrestar las individualidades del equipo brasileño como Diego, Filipe Luis, Mauricio Isla, De Arrascaeta y Gabigol.
Le costó, por cierto, porque en los primeros diez minutos, cada vez que Flamengo aceleró, generó peligro. Hasta que el equipo de Mauricio Pellegrino logró controlar el juego. Y explotar ese espacio libre que dejaba Thiago Almada porque se tiraba más hacia la derecha y entonces aparecía Lucas Janson libre de marcas para comandar cada ataque.
Así estuvo cerca del gol en una gran jugada colectiva que no pudo definir Almada, quien pifió el remate final. Pero de esa manera construyó el gol. Almada tocó para Janson, quien cedió para Lucero, quebró la cintura en el área, dejó en el piso a Gustavo Henrique y la dio hacia atrás para el zurdazo goleador de Janson.
Cierto nerviosismo invadió a los jugadores de Flamengo, que ya no fueron tan precisos en los pases y en las transiciones. Pero cuando lograron hilvanar ataques por los costados exigieron siempre a los centrales, que respondieron bien.
Sin embargo, ante un equipo con tan buenas individuales un descuido se paga. A dos minutos del final de la etapa apareció sin marcas Willian Arao e igualó. Enseguida Everton Ribeiro se perdió el segundo.
Vélez mantuvo la concentración y la presión en el arranque de la segunda parte. Y aprovechó una pelota parada como hacía tiempo no lograba en el ciclo de Pellegrino. Tras un corner desde la derecha Gianetti ganó arriba y Janson, de cabeza en el área chica y con Filipe Luis habilitando, marcó el segundo.
No tardó en igualar Flamengo. Se filtró Gabriel y enganchó ante Hoyos, que le cometió penal. Y el goleador no falló.
El partido estaba para cualquiera, sin margen para el error. Un mal rechazo de Brizuela lo tomó De Arrascaeta, quien metió un zurdazo preciso y la pelota superó el esfuerzo de Hoyos.
Oscar Barnade/Clarín

El barrio se revolucionó. Argentinos, tras 10 años, volvió a jugar la Copa Libertadores. Lo que hubiese sido el Diego Armando Maradona con público. Sólo las banderas, los dirigentes y unos pocos allegados fueron testigos del regreso de Argentinos ganándole por 2 a 0 al tricampeón Nacional.
Fue un típico partido copero. De los de antes. Mucha pierna fuerte, varias amarillas. Argentinos, acostumbrado a la pulcritud de su juego con Gabriel Milito, demostró que también tiene otros recursos. Se puso el overol para festejar. Para ello aprovechó una segunda jugada de una pelota parada en la que el balón le quedó justo a Avalos para definir frente al arco.
Con el correr de los minutos aquella pierna fuerte se sintió. Argentinos no se corrió de su eje y trató de no entrar en la fricción propuesta. Y apostó por el juego. Carabajal se encargó de llevar las riendas hasta que se cansó y Milito lo reemplazó por Florentín, otro jugador de buen pie.
Para sostener el resultado Argentinos se apoyó en las manos de Chaves y en la fiereza de sus centrales. Pero Quintana se pasó de rosca y se fue expulsado.
Nacional dependió mucho de Andrés D’Alessandro. El volante manejó la pelota con la jerarquía de siempre, pero su experiencia no alcanzó.
Argentinos lo liquidó al final. Emanuel Herrera enganchó y definió con clase. Para que el equipo festeje. Y La Paternal, también.
Maximiliano Benozzi/Clarín