Dicen que no hay dos sin tres, pero en el caso de Italia y España en la Eurocopa el refrán debe adaptarse. No habrá tres sin cuatro porque los dos seleccionados se cruzaron en las últimas tres ediciones del torneo continental y volverán a hacerlo hoy. Será en Wembley y ante 60 mil espectadores más allá de las restricciones que sólo permitirán residentes del Reino Unido en las tribunas.
Este duelo ya se convirtió en un clásico. Se cruzaron en 2008, en cuartos de final, cuando España superó por penales ese umbral para ganar por primera vez el torneo. Todo gracias a un juego de tenencia y pases, el famoso tiki-taka, que la llevó a ganar el Mundial de Sudáfrica 2010 y a repetir a nivel continental en 2012 con Italia, aquella vez, como víctima de una obra maestra del fútbol que terminó en una inolvidable goleada 4-0 sin haber tenido delanteros en cancha.
La tercera fue la vencida y la revancha para la Azzurra, que se aprovechó de un ciclo ya estaba en curva descendente y, de la mano de Antonio Conte, pudo resolver la serie de octavos de final por un cómodo 2-0.
El de esta tarde será el cuarto choque consecutivo, ahora por un lugar en la final. Y encuentra dos proyectos que están reverdeciendo. Italia, con Roberto Mancini, encara la resurrección luego de haber tocado fondo con su ausencia en el Mundial de Rusia 2018. Y lo hace dejando atrás definitivamente los últimos vestigios del Cattenaccio y con una propuesta de fútbol ofensivo que le permitió llegar a esta cita con un invicto de 32 partidos y con marcha perfecta -cinco triunfos en idéntica cantidad de presentaciones- en este certamen.
“Es muy injusto que no tengamos la mitad del estadio llena de aficionados italianos y la otra mitad de españoles”, declaró Mancini sobre las restricciones para viajar, por lo que prácticamente solo habrá en Wembley residentes en Reino Unido. El DT no podrá contar con uno de sus futbolistas más destacados, Leonardo Spinazzola, que se rompió el tendón de Aquiles izquierdo ante Bélgica y estará de baja varios meses. Su lugar lo ocupará Emerson Palmieri, uno de los tres brasileños nacionalizados que tiene el ex Manchester City en sus filas.
España, con menos brillo en el torneo, llega a semifinales con un estilo evolucionado al que algunos bautizaron como tiqui-casta, la mezcla entre su tradicional juego de pases y el sacrificio que conlleva el planteamiento de su seleccionador Luis Enrique, con presión en todo el campo.
“Demostraron que llegan en un gran momento, pero nosotros también. Lo importante es ser nosotros mismos”, dijo Mikel Oyarzabal. Saldría Moreo y jugaría Ferrán. No estará el lesionado Pedro Sarabia, y Dani Olmo será el socio del ataque de Alvaro Morata, quien tendrá que lidiar contra Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci, compañeros de Juventus.
Clarín/Deportes