A los 19 años y en su debut en los Panamericanos, se llevó la medalla de oro de los 400 metros libres.
Fue una noche histórica para la natación argentina. Dos medallas doradas y una plateada en poco más de una hora fue lo que cosecharon las chicas superpoderosas en el centro acuático de la Villa Deportiva Nacional de Lima. Primero fue el oro para Delfina Pignatiello, la joven maravilla, que marcó territorio en los 400 metros libre. Después llegó la plateada para la santafesina Julia Sebastián, que arañó el primer escalón del podio en los 100 metros pecho, prueba para la que horas antes había logrado la plaza para Tokio 2020. Y el eslabón final lo aportó Virginia Bardach, que emuló a su hermana Georgina y se quedó con el oro en los 200 mariposa. Para dimensionar lo que ocurrió vale un dato: desde Santo Domingo 2003 que una argentina no llegaba a lo más alto del podio.
Pignatiello tiene solo 19 años pero eso no la apichona. Las luces del estadio no la obnubilaron. Fue la última en salir y lo hizo concentrada. Cuando se tiró al agua en el andanivel 4, la sanisidrense, que en abril ya se clasificó para los Juegos Olímpicos Tokio 2020, fue más rápida que ninguna; solo perdió la primera pileta. Después, Pignatiello no les dio chances a sus rivales: les sacó 1s11 y 1s19 a las canadienses Danica Ludlow y Alyson Ackman, sus principales rivales en la prueba.
Lo que logró en Lima, sin embargo, no sorprende: bicampeona mundial juvenil en 2017 y doble medallista de plata en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018, tuvo un primer semestre de 2019 impresionante y viene de romperla en el circuito Mare Nostrum, a principios de junio. Tampoco la sorprende a ella. “Era algo que se venía a buscar. Uno nunca sabe cómo se pueden dar las cosas porque hay un montón de circunstancias pero lo que se venía a buscar acá son medallas”, dijo apenas terminada la competencia en su primer contacto con decenas de periodistas. Y aclaró: “Representa un pasito más al sueño olímpico”.
El momento en el que quizá se permitió una mayor emoción fue en el podio, con su hermano, su padre y su mamá -con una bandera argentinaen una de las tribunas y el recuerdo a su abuela, a quien le había dedicado la medalla de los 800 metros libres de Buenos Aires 2018 y también este oro de Lima. Las cámaras de TV captaron la alegría en sus ojos y el grito efusivo cuando terminó el himno. Su aventura, sin embargo, aquí no terminó. Todavía le quedan sus pruebas predilectas. Mañana se tirará a la pileta para competir en los 800 metros, a la que llega con 8m24s33, récord argentino y sudamericano, como mejor marca del año. El sábado se despedirá con la de 1.500, también récord nacional y sudamericano y el segundo mejor tiempo de América este año cuando paró el reloj en 15m51s68. “El entrenamiento es complejo. Hay que fijarse estrategias. Los 1500 es la que más disfruto”, contó Pignatiello.
La saga continuó en los 100 metros pecho, Sebastián, que en la clasificación había logrado el pasaje a Tokio con una marca de 1m06s98, obtuvo la medalla de plata con un tiempo de 1m07s09, muy cerca del 1m06s94 de la estadounidense Anne Lazor. Más tarde, Virginia Bardach mostró que tiene mucho para dar. En los 200 mariposa ganó con amplitud y también se colgó la medalla dorada para que el himno nacional volviera a sonar en el VIDENA. La cordobesa paró los cronómetros en 2m10s87, lejos de la plusmarca panamericana, pero suficiente para dejar atrás a la canadiense Mary-Sophie Harvey y a la estadounidense Meghan Small. “No te voy a mentir: esperaba esta medalla”, reveló Virginia en el cierre de una noche que quedará para el recuerdo.
Sabrina Faija/Clarín