
Chicago es “la ciudad del viento”, pero ayer un clima ideal acompañó a uno de los maratones más relevantes del circuito mundial, que quedará en la historia quién sabe por cuánto tiempo. Allí se produjo la consolidación de otro fenómeno del atletismo contemporáneo llamado Kelvin Kiptum, quien con apenas 23 años (cumplirá 24 el 2 de diciembre), destronó nada menos que a su compatriota Eliud Kipchoge, leyenda de los 42,195 kilómetros. Tras un brutal cambio de ritmo desde los 32 kilómetros y cubriendo la segunda mitad aún más rápido que la primera, Kiptum se convirtió en el nuevo dueño del récord mundial, cerca de la codiciada frontera de las 2 horas. Su marca exacta fue de 2 horas y 35 segundos, por lo que pulverizó las 2h01m09 que el gran Kipchoge había fijado el 25 de septiembre del año pasado en Berlín.
Más allá de las estadísticas, lo concreto es que el maratón –y en general las carreras de larga distancia- ingresó en una nueva dimensión, tal como se vio con el asombroso récord femenino de la etíope Tigst Assefa dos semanas antes en Berlín (2h11m53). Fue una superación sideral sobre la marca anterior, que era de 2h14m04 de la keniata Brigid Kosgei en Chicago. El mismo lugar donde ayer, complementando la hazaña de Kiptum, la neerlandesa Sifan Hassan corrió en 2h13m44, tiempo que hasta hace dos semanas también hubiera significado un récord mundial.
Es cierto que la nueva tecnología de las “súper zapatillas” favorecen a estos atletas, pero no es el único factor. En general, todo el equipamiento viene en acelerada progresión, pero también hay un cambio en los sistemas de preparación, dietas y acondicionamiento físico. Es una verdadera revolución cuyos límites son por ahora, imprecisos.
El Maratón de Chicago se estableció a principios de la década del 80, junto al “boom del running” que había significado Nueva York y su expansión mundial. Claro que Chicago tiene un circuito más plano y veloz que el de la Gran Manzana y fue allí donde el británico Steve Jones fijó el récord de 2h08m05 en 1984. Si se toman en cuenta los diez mejores registros logrados en cada ciudad, Chicago cuenta con el octavo circuito más rápido del mundo (Berlín lidera claramente esa lista), pero es atractivo por su poderío económico y el terreno llano.
Es la capital alemana la que acaparó a los mejores fondistas de las últimas décadas, en especial con ese imán llamado Kipchoge. Hasta ayer, solo Jones y el marroquí Khalid Khannochi (2h05m42 en 1999) habían establecido récords mundiales en la ciudad que popularizaron Michael Jordan y sus fabulosos Bulls. Pero apareció Kelvin Kiptum.
Podría ser uno de los cientos o miles de fondistas keniatas que se lanzan al mundo, impulsados por sus condiciones físicas para la carrera. Pero evidentemente tanto él como Kipchoge (o como pudo serlo el malogrado Samuel Wanjiru) están en una escala superior.
De algunas intervenciones locales –desconocidas- en pruebas de cross o calle, Kiptum apareció en pruebas internacionales con apenas 20 años, cuando corrió cuatro medio maratones. El mejor lo hizo en Belfort en 59m53. La temporada de pandemia en 2020 marcó la inactividad en competencias pero a fines de ese año Kiptum apareció en el Medio Maratón de Valencia para correr en el mejor tiempo de su vida (58m42), logrando el sexto puesto. Insistió con esa distancia en 2021, ganando en Lens (59m35) y quedando 8° en su retorno a Valencia (59m02).
Decidió “atacar” el maratón en plena juventud y sin mayor experiencia. Su aparición una vez más en Valencia, en diciembre pasado, fue espectacular y anunciaba lo que se comprueba ahora: un talento descomunal. Ganó aquel maratón en 2h01m53, en el debut más rápido de la historia en la distancia. Solo dos auténticos fenómenos como Kipchoge y el etíope Kenenisa Bekele habían corrido más rápido.
El paso siguiente fue el Maratón de Londres, el 23 de abril de este año, cuando Kiptum venció con 2h01m25, indicando que el récord de Kipchoge estaba a un paso.
Al desembarcar en Chicago, comentó: “Perdí varias semanas por la temporada de lluvias y también sufrí una lesión en una ingle”. También dijo que se conformaba con buscar el récord del circuito: las 2h03m45 que su compatriota Dennis Kimetto logró hace diez años. No dio mayores precisiones sobre su sistema de preparación en el campamento de Chepkorio. Aunque en sus apariciones anteriores había afirmado que se “autoentrenaba”, ahora dijo que cuenta con un “asistente técnico”.
Sus primeros parciales en la prueba de ayer (28m42 para los 10 kilómetros y 1h00m48 en el medio maratón) todavía no mostraban con elocuencia que el récord estaba a tiro. Pero tal como sucedió en Londres, su arrollador ritmo en la segunda mitad fue asombroso: 59m45 en la capital británica y 59m47 ahora. Y los últimos doce kilómetros los hizo en solitario, acompañado solo por el aliento de la gente. Su compatriota Benson Kipruto lo vio de lejos, aunque llegó segundo con 2h04m02, mientras que Bashir Abdi, medallista olímpico y representante de Bélgica, llegó tercero con 2h04m32.
Hassan, una de las reinas del atletismo de fondo en la pista, ahora ha mostrado su valía en maratones (venció en su debut en Londres) y dejó en el segundo puesto a la keniata Ruth Chepngetich (2h15m37), quien buscaba su triple corona y había estado hace pocas semanas en el Medio Maratón de Buenos Aires. Otro lujo.
Eliud Kipchoge era el punto de referencia en el maratón, la prueba de la distancia mítica. A los 38 años, el bicampeón olímpico sueña con una tercera medalla dorada en París, porque es prácticamente imbatible desde que se concentró en los 42,195 kilómetros: cedió apenas 3 de 19 corridos. Pero ahora apareció un compatriota con un récord de una nueva dimensión. Acaba de nacer la era de Kelvin Kiptum.
Luis Vinker/Clarín-Deportes