Sabina se despidió de los escenarios con una fiesta y “unas gotas de melancolía” ante el público madrileño en un multitudinario concierto ante 13 mil personas. Fue en el Wizink Center, estadio que que sirvió de cierre a su “tumultuosa y mágica” gira llamada “Contra todo pronóstico”.
“Ojalá que volvamos a vernos. Ojalá…”, dijo ante un auditorio entregado que durante más de dos horas cantó y coreó himnos sabineros como Y nos dieron las diez, con el que cerró una gira que comenzó en febrero y lo llevó por toda España, América y parte de Europa.
Este último recital, la semana pasada, mostró a un Sabina de 74 años con la voz aún más rasgada y canJoaquín tando sentado en un taburete con bombín y chaqueta.
“Contra todo pronóstico hemos llegado vivos y coleando a este último concierto de la gira, la más tumultuosa y mágica de nuestra vida”, dijo asegurando que ninguna de las plazas por las que pasó en estos meses -incluidas Londres, París o Nueva York- le provocaron tantos “saltos al corazón” y le han hecho “temblar las piernas” como la ciudad a la que se trasladó muy joven desde su Úbeda natal.
Con este concierto se despidió de los escenarios, al menos hasta el momento, ya que el año que viene tiene en mente dedicarse a componer y grabar un nuevo disco.
¿Se retirará de verdad? Desde 2014 se viene hablando de eso. El propio Sabina alimenta la especie. Hace diez años declaró: “La verdad es que puedo vivir perfectamente sin volver a pisar los escenarios: eso hay que dejárselo a los chavales. Mis nuevas canciones hablan del deterioro, tanto social como personal. Puede que sean la perfecta excusa para una gira de despedida. Una despedida de verdad”.
¿Será cierto? ¿O es otra de esas maniobras propias del marketing de la nostalgia? Después de todo, ahora anuncia un nuevo disco.
Lo cierto es que esta vez fueron 56 conciertos en 34 escenarios de doce países, ante medio millón de espectadores, con una veintena de canciones y emoción además de una incertidumbre reflejada con gracia en el nombre de la gira.
En febrero de 2020, Sabina se cayó del escenario durante un concierto junto a Joan Manuel Serrat en el Wizink Center de Madrid, el mismo lugar donde decidió cerrar la gira 2023. Iba caminando mientras hablaba con el público y perdió el equilibrio.
Fue llevado en camilla a una clínica cercana y debió ser operado por un hematoma intracraneal provocado por un golpe en la cabeza. La caída también le ocasionó traumatismos en un hombro.
“Es verdad que los supervivientes, por el hecho de serlos, nos vamos quedando muy solos”, dijo Sabina durante el último show, antes de recordar a los “admirados compañeros” Javier Krahe, Luis Eduardo Aute y Pablo Milanés. “Y para colmo el Serrat se retira, vaya usted a saber por qué”, agregó.
“Cómo intérprete soy lo que ustedes oyen, no hay más. Pero como escritor de canciones, mi verdadera vocación, soy mucho más atrevido”, confesó en un pasaje de su último recital, por momentos emocionado y casi sorprendido ante los aplausos y coros de “torero, torero” del estadio puesto en pie. “Sois el mejor público del mundo”, remató, jugando de local.
La gira había arrancado el 25 de febrero de 2023 en San José de Costa Rica y después pasó por Colombia, Chile, Perú, Argentina y Uruguay. En Buenos Aires dio cinco conciertos. El 20 de abril inició la parte española y pasó por doce ciudades de su país. También cantó en Londres, París, San Juan de Puerto Rico y México entre octubre y noviembre. Luego pasó por Nueva York, Miami y Los Ángeles para volver a Madrid y cerrar el periplo.
Uno de los secretos de Sabina para estar en forma para la gira fue encarar con suma responsabilidad los ensayos previos, después de tres años sin cantar en vivo. También decidió pasar más tiempo sentado en los shows, y armó un repertorio de solamente una hora y 50 minutos, eligiendo los temas donde se encontraba más cómodo, pero sin dejar afuera grandes éxitos.
Clarín/Espectáculos