Irlanda ganó con autoridad en Murryafield. A un paso de quedarse con todo

Clínico, quirúrgico, paciente, prolijo y efectivo, El Trébol se plantó con autoridad ante Escocia y venció de visitante por 22-7. Si bien faltó el bonus para mantener el puntaje ideal, la semana próxima ante Inglaterra puede ganar el Seis Naciones con Grand Slam y Triple Corona incluida.

Yo quiero ver a Irlanda campeoooo… Oh, Oh. Es que sí, en los pubs de Dublín, Belfast o alrededores y aledaños se estará cantando todavía. El seleccionado de Verde se plantó con autoridad en Edimburgo y saco chapa de candidatazo a todo: título del Seis Naciones, Grand Slam, Triple Corona y fiesta de San Patricio.

Lo demolió en el segundo tiempo. Metió algunos cambios, chispa, piernas frescas y a cobrar. Dos anotaciones antes del cuarto de hora y partido liquidado. Y a buscar el bonus como sea, porque sumar de a cinco habilitaba, incluso, hasta perder por menos de siete -o apoyar cuatro tries- ante La Rosa y listo, a festejar. Pero no es ni era la idea.

De la etapa inicial, poco para analizar. Nada. Abúlica, disputada, de escasas emociones, plagada de impresiones y jugada a cara de perro. No era para menos. Más bien de esperarse. Porque Escocia también puso sus cartas sobre la mesa: un triunfo la dejaba bien perfilada para llegar con chances a la jornada decisiva.

Sin embargo, se pinchó el Cardo. Vaya paradoja y contrariedad. Se repuso a un penal inicial de Sexton con astucia, decisión, el empuje de su gente y la velocidad de Jones: 7-3. No obstante, Hansen, australiano de nacimiento, se hizo de una pelota y facturó en una punta, acción que dejó a los suyos arriba por la mínima al descanso.

Otro de bandera extranjera, Lowe en este caso, desniveló primero tras una gran maniobra de pases, paciencia, coordinación y eficacia. Y Conan, recientemente ingresado, sepultó toda ilusión escocesa de arañar algo. Otra vez será. Sin dudas, la historia moderna y reciente del rugby les es esquiva…