
Después de tantas pálidas, Independiente asomó la cabeza en La Paternal. Después de la eliminación con Lanús en la Copa Sudamericana, de dos derrotas consecutivas en la Copa Diego Armando Maradona (Huracán y Boca, ambos después de empezar con ventaja en el resultado), de la incertidumbre por la continuidad de Lucas Pusineri, el Rojo se recuperó en la cancha que justamente lleva el nombre de Diego y le cortó las alas al Bicho.
Y si bien es difícil, aún sueña con las chances matemáticas para llegar a la final del certamen.
Con la victoria 2-0 sobre Argentinos, Independiente sumó sus primeros tres puntos en el Grupo A de la Fase Campeón. Y aunque quedó cuarto detrás de Boca y River, ambos con siete puntos, y del conjunto de La Paternal, con cuatro unidades, la matemática todavía lo mantiene en carrera.
Para aspirar a la final el Rojo deberá ganar los dos partidos que le quedan (en la última fecha juega con River de visitante, pero probablemente en el Libertadores de América), esperar un empate en el Superclásico y que después Boca caiga en la última jornada y que Argentinos tenga algún otro traspié. Son demasiadas combinaciones, es cierto, pero suficientes como para que un equipo tan golpeado levante el ánimo y tenga algo por qué jugar.
Para recuperarse, Independiente encontró solidez en todas sus líneas, apostó a la presión alta por momentos y a tratar de forzar el error rival, algo que logró en las dos jugadas de los goles. Siempre con Andrés Roa, de buen presente, como administrador del juego y de los tiempos del equipo.
Había avisado el Rojo con una chance clara de Alan Velasco, pero el festejo llegó mediante Jonathan Menéndez. El ex Chacarita encontró un rebote dentro del área, tras una mala salida de Argentinos y metió un derechazo cruzado que significó el 1-0 en la primera parte.
El Bicho había arrancado mejor el encuentro pero se fue cayendo con el correr de los minutos. No pudo explotar las bandas como en otros partidos y le costó crear chances de gol.
Así y todo tuvo el empate en los pies de Edwar López (la tocó por arriba del arquero y Sebastián Sosa estuvo atento para quedarse con la pelota) y de Mateo Coronel (aguantó la marca de Sergio Barreto y de una media vuelta su remate dio en el palo). Esa última fue la más clara. La estructura de Independiente no se resintió a pesar de las bajas que tuvo en el partido. En medio de la primera mitad, se fue Carlos Benavídez, quien salió con una molestia en la rodilla derecha (en su lugar ingresó Lucas González, quien terminó siendo clave en el desarrollo) y en el segundo tiempo se fue lesionado también Alan Franco (entró Barreto). Lo del volante uruguayo parece ser más preocupante.
Pero el Rojo se sostuvo de atrás para adelante. En la seguridad de su arquero Sosa y en la firmeza de Alexander Barboza, de muy buen partido, sacando de arriba y de abajo y animándose a pasar la mitad de la cancha y hasta rematar al arco rival.
En el segundo tiempo, Independiente jugó con la ventaja y trató de no desacomodar sus piezas. Argentinos buscó el empate pero no tuvo claridad ni precisión. Y cuando Fausto Vera se demoró en una salida desde el fondo, Independiente activó y llegó el segundo gol. Roa presionó y recuperó, la pelota le quedó a Lucas González, asistió a Velasco, quien definió entre las piernas de Chaves. Argentinos había quedado mal parado y los defensores no tiraron bien la posición adelantada.
Con el triunfo, Independiente respiró y tomó aire luego de semanas muy complicadas. Para Argentinos, el partido resultó una gran desilusión ya que no pudo subirse a la cima de la zona con Boca y River.
Maximiliano Benozzi/Clarín

Y Banfield va. Sueña en grande en esta Copa Diego Maradona. Tres disputados en la segunda rueda. Tres ganados. Está en deuda en el juego, pero con coraje le alcanzó para ganarle a Colón por 2-1 en el Cementerio de los Elefantes en un partido que empezó cuesta arriba por ese golazo del Pulga Rodríguez. Sin embargo, Banfield es fuerte de mente. Y con la cabeza encontró los dos goles para revertir la historia y quedar como líder del Grupo B de la Fase Campeón y a un triunfo de asegurarse un lugar en la final por el título y la Libertadores.
Después de varios minutos de estudio y de una buena escalada de Alex Vigo que fue desactivada por el siempre seguro Mauricio Arboleda, el que tomó la iniciativa en Santa Fe fue Banfield que, pasado el primer cuarto de hora, tuvo un par de situaciones muy claras para desnivelar el marcador. Martín Payero, que volvió tras la suspensión, estrelló un remate en el palo derecho del arco de Leonardo Burián. Y enseguida Agustín Fontana anticipó a todos tras un centro de Cuero, pero el pibe de Lomas no le acertó al arco y Colón respiró.
Fue entonces cuando los de Eduardo Domínguez reaccionaron con el Pulga Rodríguez, cuándo no, como abanderado. El tucumano de Simoca primero avisó con un disparo suave. Pero en la siguiente no perdonó. Profundizó Vigo por derecha y el lateral, en vez de ir hasta el fondo, encontró a Luis Miguel en la medialuna. Bastó un enganche para sacar un derechazo imposible para Arboleda y para comenzar a encarrilar un partido complicado.
En la segunda parte, Banfield salió decidido a encontrar el empate, mientras que Colón se paró para salir rápido de contraataque. De arranque, Bordagaray decidió mal el último toque cuando Fontana se relamía en el área chica. Después llegó el tiempo de los reclamos. Primero pidió penal Banfield por un toque de Lértora sobre Fontana y al toque llegó el pedido de Colón por una mano de Galoppo que no fue y que Pitana, muy cerca de la jugada, no observó.
Enseguida, Banfield se encontró con el empate. Un tiro de larga distancia del Corcho Rodríguez se desvió y desde esa jugada llegó el córner de Payero que Luciano Lollo bajó y Galoppo, mediocampista goleador, empujó, también de cabeza, para el 11 parcial.
Cuando el partido entró en terreno de confusiones, Fontana quedó mano a mano con Burián, pero en vez de asumir la definición quiso ceder para Cuero y se equivocó feo. Colón también salió a buscarlo. Y Lértora lo tuvo de cabeza tras ganar en un córner, pero se encontró con el guantazo providencial de Arboleda. Parecía que Colón estaba más entero, pero fue Banfield el que desniveló con un córner del ingresado Dátolo que Asenjo, que había entrado por Fontana, cabeceó para dejar sin respuesta a Burián. Ya no hubo más tiempo en Santa Fe. Colón se quedó con las manos vacías. Y Banfield sigue de racha. Y, sobre todo, sigue soñando.
Clarín/Deportes