Independiente ganaba bien, pero no había podido liquidarlo y dejó vivo a un Rosario Central que se despertó al final. Y en la última jugada, Rodrigo Rey sostuvo el primer triunfo en Avellaneda del equipo de Carlos Tevez con un tapadón con el pie ante Cervera a lo Dibu Martínez. La jugada siguió, la pelota voló por el aire y el arquero la disputó con Quintana, que fue con el brazo arriba. Todo terminó en gol, pero el árbitro Rey Hilfer lo anuló correctamente por la infracción del defensor. Y así el Rojo se quedó con la victoria por 1-0 de manera merecida, porque recobró el vigor y, de este modo, alcanzó a River en la cima de la Zona A.
Un día dio en la tecla Carlitos. Su Independiente no venía acertando en los primeros tiempos de esta Copa de la Liga y siempre debía corregir en el entretiempo el entrenador. Pero en la agradable última noche de carnaval, el Diablo apretó el pomo y se divirtió de entrada ante un Rosario Central que poco pudo hacer ante el agobio del local.
Tevez volvió a hacer cambios, aunque esta vez le salió a la perfección el planteo inicial que ideó. Dibujó un nuevo esquema: el 4-2-3-1, con Federico Mancuello como eje detrás de Ávalos y secundado por dos incansables como Lucas González y Luna. Presión, intensidad y juego a uno o dos toques. Lo que se suele entrenar en la semana por fin se trasladó a un partido. Independiente volvió a ser ese equipo sin zapatitos de baile cuyos jugadores no andan en puntitas de pie y corren todas y cada una de las pelotas, tal como exigó el Apache.
Y al despliegue del medio hacia adelante se les sumaban los laterales que subían al mismo tiempo y obligaban al rival a replegarse. Central se vio atosigado, acorralado. Pero en el único contraataque del primer tiempo casi mete el batacazo: Damián Pérez erró un pase al medio lanzado en ataque y con un balón largo a Cervera el Canalla estuvo a un palo de anotar. El delantero dejó pagando a Laso y definió cruzado ante Rey. Era gol, pero el poste derecho le dijo que no.
El Rojo entendió que esa fue una jugada aislada por una falla propia y procuró seguir con su postura agresiva. Mancuello abrió para Pérez y éste dio el pase para Luna, que probó como venía y la mandó por arriba. El fútbol del dueño de casa crecía también gracias a la seguridad de un Iván Marcone amo y señor del círculo central.
Y el desahogo llegó en forma de premio para quién venía siendo de lo mejor. A Mancuello le cayó del cielo la chance con el arco de frente tras un envío de Pérez desde la izquierda y de un toque desde el suelo de Ávalos. Mancu quiso definir pero tapó Jorge Broun. El arquero dio rebote, Carlos Quintana no pudo rechazar y Mancuello tuvo revancha en la misma jugada para esta vez sí poder gritar su primer tanto desde su regreso.
Central recién pudo asomar la nariz en campo ajeno cuando Independiente empezó a emitir señales de agotamiento en el segundo tiempo. Campaz, muy lejos de su gran versión de 2023, tuvo apenas un intento que rebotó en un defensor. Poquito de quien mucho se espera por calidad y jerarquía.
Saltita González se encargó de sostener la intensidad en el ataque de Independiente. Pudo haber marcado el segundo, pero pasó cerca. Y la resistencia roja quedó en el último tramo respaldada por el hombre de la cinta, Marcone, que nunca falló en el medio.
Pero la victoria solo se pudo asegurar con esa salvada agónica de Rey a Cervera que se celebró como un gol más.
Nahuel Lanzillotta/Clarín-Deportes
MEJORÓ SAN LORENZO Y MERECIÓ QUEDARSE CON LOS TRES PUNTOS
Es inestable el fútbol argentino. Por eso San Lorenzo puede jugar un primer tiempo para el olvido y cambiar rotundamente en el complemento, a tal punto de despertar la ovación de sus hinchas. Lo mismo corre para Estudiantes: de una inteligente y efectiva etapa inicial pasó a la nada en el segundo tiempo. Fue empate 1-1, con el Ciclón mereciendo algo más que el punto.
Seis cambios metió Ruben Insua respecto al equipo que fue goleado 4-1 por Racing. Pero no acertó el Gallego porque lo que debe modificar es la táctica. O, como mínimo, el esquema táctico. El 5-2-3 que tanto le dio en el inicio del año pasado es ahora un dibujo que no da frutos.
El Ciclón es un elenco sin conexiones, con poca capacidad ofensiva y sin fantasía. Y lo peor es que hoy defiende mal y la fortaleza de tiempos pasados, cuando solía mantener el arco sin goles, ya no es tal. Para muestra alcanza observar el gol de Correa en la etapa inicial: Estudiantes elaboró una jugada casi en cámara lenta.
¿No es hora de cambiar de raíz? La posible modificación del esquema no significaría abandonar la idea. Se puede intentar lo mismo por otros caminos. No le alcanza a San Lorenzo con el nombre por nombre; los rivales parecen haberle sacado la ficha.
Encima enfrente estuvo Estudiantes, un equipo sin grandes brillos pero inteligente. Tener a Enzo Pérez le facilita el trabajo al entrenador. A poco de iniciado el duelo, el mendocino de 37 años habló con Mauro Méndez y Correa. Pedía un ajuste Enzo, porque en dos ocasiones habían corrido al mismo tiempo al espacio y para los costados cuando los volantes tenían la pelota. ¿Qué pasó? Enseguida los delanteros hicieron una pared y Correa definió cruzado para el 1-0.
Hubo un penal que reclamó Estudiantes por mano de Hernández tras remate de Correa. En las repeticiones, se observa un leve desvío en un brazo del defensor local cuando definía el atacante. La pelota siguió su curso, pero más despacio. El VAR decidió no llamar a Tello. “¿Nadie pregunta por el penal?”, se enojó Eduardo Domínguez en la conferencia.
Pateó el tablero Insua en el entretiempo: puso al colombiano Herazo, que se sumó el lunes al plantel. Todo un síntoma del momento. La salida del juvenil provocó que Barrios se plantara de enganche para armar un 3-4-1-2. Minutos más tarde, Tarragona se metió por Perruzzi y el Ciclón pasó a jugar con un 34-3, con el Perrito en el medio y 3 delanteros de área.
San Lorenzo fue otro y arrasó a Estudiantes. Los centros llovieron de un lado y del otro. Crecieron Braida, Irala y Romaña, pura potencia. Herazo despertó a todos con sus ganas. Bareiro empató con un notable cabezazo luego de un centro de Giay.
La igualdad llenó de energía al local y mereció la victoria. Bareiro casi hace un golazo de volea y Herazo estuvo a nada de anotar de cabeza. También tuvo una clara Irala: su remate que se estrelló en el travesaño.
Fue un tiempo para cada una. San Lorenzo fue mucho más en su mitad a favor y por eso mereció más.
Maximiliano Uría/Clarín-Deportes
OTROS RESULTADOS:
Gimnasia 3 – Huracán 1
Godoy Cruz 0 – Unión 0