
Los terrenos del extremo sur oeste de la Ciudad de Buenos Aires fueron cambiando su fisonomía durante los primeros años de la década del cincuenta. El desolado lugar que conformaba el predio del incipiente «Parque Almirante Brown» se transformaba día a día en un lugar con edificaciones y asfalto en su gran mayoría.
El nuevo paisaje se divisaba con el Arco y la Torre que se ubicó en la esquina de las avenidas General Paz y General Roca, en el barrio de Villa Riachuelo, y que daba la bienvenida por la Puerta 1 al flamante Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires, el cual fue inaugurado el 9 de marzo de 1952, denominado entonces «17 de Octubre».
Con un diseño novedoso y orientado a realizarle leves modificaciones en su fisonomía, el nuevo escenario motor de la Argentina contaba en sus inicios con cuatro variantes para desarrollar todo tipo de competencias, apuntalado por un sector de boxes y garages amplios para albergar a las máquinas.
A finales de 1967 se decidió la ampliación, bordeando al lago de regatas, y con ello se sumaban más circuitos para las nuevas potencias. La última modificación se dio en 1994, cuando se amplió la calle de boxes para cumplir con los nuevos requerimientos internacionales y poder recibir a los autos de Fórmula 1.
El «Autódromo», como lo conoce el ambiente mecánico y «fierrero», tuvo varios nombres, pero desde el 19 de marzo de 1989, y a través de una iniciativa de Carlos Legnani y varios referentes del automovilismo, lleva el apellido Gálvez. Es que aquél soleado domingo se llevó a cabo el acto en donde Oscar Alfredo Gálvez fue homenajeado por todo el ambiente automovilístico poniéndole su nombre en la entrada principal, entrando al mismo con su cupé Ford tras recorrer desde la Legislatura toda la ciudad.
Meses después, su hermano Roberto era designado como interventor y administrador del Autódromo, cargo que ocupó durante un breve tiempo, hasta que se celebró la licitación para su concesión, el cual pasó a manos privadas en 1991, tras ser administrado por la Municipalidad de Buenos Aires hasta entonces. Durante los primeros años del nuevo siglo, se agrega el nombre de Juan Gálvez a la denominación, y así pasa a nombrarse Autódromo «Oscar y Juan Gálvez».
Con la acción privada se resolvieron diferentes cuestiones organizativas, y se potenció la actividad de las categorías y el trabajo promocional de contar con público en cada evento. También hubo varios desaciertos, como aquella madrugada del 20 de julio de 2014 cuando por inconvenientes edilicios el Gobierno de la Ciudad determinó su clausura y peligró la realización de los «200 Kilómetros» de Súper TC2000.
Más allá de ese trago amargo, el Autódromo se mantiene firme para continuar dando espectáculos. Su recta principal Juan Manuel Fangio; la tribuna oficial José Froilán González; el Curvón chico y la ese del Ciervo; el curvón Salotto; la recta del fondo; la curva y chicana de Ascari; el curvón Reutemann; la curva de la confitería;, el mixto con su Viborita, cajón y Ombú; la curva de los Giles; el impetuoso Tobogán; y la horquilla, son sectores, curvas y recorridos que se han hecho populares y eternamente reconocidos en 68 años a fondo.
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