Bárbara Muschietti es la hermana de Andy, el director de It: Capítulo 2, la película que por segundo fin de semana consecutivo es la más vista en la Argentina. Ambos vinieron a acompañar el lanzamiento. Bárbara se encargó de la producción, un trabajo no menos creativo, y no menos arduo.
En charla con Clarín contó qué fue lo más difícil, se refirió al encuentro que tuvieron con Stephen King, el autor del best seller, y cómo se califican los filmes en Norteamérica. It: Capítulo 2 fue calificada en los Estados Unidos R (Restricted). Los menores de 17 años pueden verlas junto a un adulto.
-Con esto de la calificación, vos como productora, ¿hablás con tu hermano, para que no tengan una calificación demasiado alta? ¿Se charla, no hace falta charlarlo?
-Se charla lo necesario, si es necesario. A qué me refiero: cuando empezamos, incluso el Capítulo 1, le dijimos al estudio (Warner Bros.) “Esta película tiene que ser R”. Y nos dijeron “Sin duda, es R”. El problema lo tenés… Es algo que a nosotros nos pasó en Mamá, que éramos absolutamente neófitos y no entendíamos nada de cómo es el sistema. El Gordo tenía un pacto con el estudio en el que los proyectos que él presentaba tenían que ser PG 13. Y nosotros hicimos la película, sin pensar en eso, por suerte. Y después tuvimos que hacer algunos arreglos. Pero el MPAA (la Motion Picture Association of America), que es el ente, es muy extraño, y Mamá, si la ves, es una película intensa, es así. Y no sé si le tendrían que haber dado PG 13, pero se lo dieron, y los cambios que tuvimos que hacer fueron mínimos.
-¿Cuáles fueron?
-Mínimos y casi tocando a ridículos. Ahora que lo pienso, hay un plano en el que el padre se para detrás de su hijita y le apunta a la cabeza con una pistola. Y la nota que nos mandaron era “que el brazo no llegue a los 90 grados. Que llegue a los 45”.
-Que no le apunte a la cabeza, que la mate, pero no en la cabeza…
-Cosas así. O las caídas. Hay una escena en que un personaje se cae en la escalera, y nos hicieron cambiar el sonido del golpe. No les gustaba el crack, pero estaban ok con ¡thomb! No se rompe, pero se golpea. Tienen reglas muy raras, y te pueden decir algo que es completamente imposible de discutir. Te ponemos una R por “intensidad”. Hay reglas que son muy fáciles de manejar, como las malas palabras. No podés decir más de un Fuck en PG 13, una vez lo podés decir. Más, te dan una R. Eso es fácil de manejar, pero a nivel de “intensidad”, qué se yo. ¿Qué es intenso? Nos manejamos bastante bien para estas películas en R, porque si hubiéramos intentado hacerlas PG 13, nos hubieran dado una R igual, pero habríamos estado condicionados y la mitad de las cosas no las hubiéramos rodado.
-¿Qué fue lo más complejo en esta película? ¿Encontrar el elenco, fue más difícil algo en producción?
-Estábamos trabajando con actores muy requeridos. Los adultos, obviamente, y los chicos… Los chicos estaban todos trabajando, y para juntarlos era un circo. O sea, a los chicos no los pudimos rodar en bloque, entonces los tuvimos que llevar y traer, te digo, diez, doce veces. Todo en Hollywood va por tu posición de opción. En general éramos first option, pero por ejemplo Finn (Wolfhard) estaba haciendo Stranger Things 3, y como Stranger Things 1 la había rodado antes que It, ellos tenían primera opción en Finn. Y un día fue ridículo, lo tuvimos por tres horas, y se tuvo que ir. A mí fue como que me arrancaran un brazo, estaba tan apretado el calendario que lo tuvimos que traer y contratar un jet privado. Y a mí esas cosas, me pueden, me duelen, yo soy argentina, ¿entendés? No puedo, pero sino, no lo teníamos… Y rodamos 16 semanas. Mucho.
-¿La Uno cuántas semanas fueron?
-Fueron 60 días la primera, 86 la segunda. Teníamos un schedule de 16 semanas y a Jessica (Chastain), que se tenía que ir a rodar otra cosa, la teníamos sólo las primeras ocho semanas. Y a Bill Hader, las primeras 9 semanas, lo que quiso decir que el final de la película lo tuvimos que rodar en el medio.
-¿Cuál fue la reacción de Stephen King?
-Con la primera él se mantuvo aparte. Yo lo llamé a su agente, y le dije “mirá, nos encantaría contar con él en lo que quiera”,y él me dijo: “No se preocupen, él es muy feliz escribiendo sus novelas, cualquier cosa que lo saque de escribir sus novelas no lo hace tan feliz, entonces hagan la película, no se preocupen. El leyó una opción de guión anterior y está todo bien”. Luego la vio, le encantó y le escribió un mail muy lindo a Andy, que no necesitaba hacer realmente, y ahí empezó nuestra relación. Es un ser mágico realmente, una persona extraordinaria, increíblemente generosa con sus historias, muy sabio, muy humano, como sus libros, todo lo ve desde un punto de vista de una sencillez… Increíble, y así es cuando te habla. Y vino a visitarnos al set. Las visitas duran dos, tres horas, se toman un café, todo muy lindo. Estábamos rodando en un pueblo remoto en Ontario y se quedó tres días. Vino con su nieto y se quedó con nosotros.
-Todo muy lindo, pero ¿cuándo decidieron que él filmara su cameo en la película?
-Desde siempre, creo que no teníamos los huevos en la primera de pedirle, no lo conocíamos, pero en la segunda, ya Andy le arrimó el bochín y le dijo…
-¿Te dijo lo que le dijo?
-No, cuando Andy le peguntó, Stephen le respondió: “Mirá que cuando yo actúo, soy mufa. Las películas en las que aparezco no funcionan, no salen muy bien, no las ve nadie”. Y Andy le contestó: “Creo que vamos a romper el hechizo, el maleficio”. Y vino. Nos escribimos todo el tiempo. El otro día me mandó un poster promocional que hicieron del libro de la edición internacional cuando salió, divino. “Mirá lo que encontré y enmarqué”. Y somos muy amigos, también de su hijo, Joe, que es otra maravilla, y su nieto, Ethan.
Pablo O. Scholz/Clarín