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Giselle deslumbró en el inicio de la temporada del Colón

El Ballet Estable del icónico teatro porteño inauguró el 2022.

El Ballet del Teatro Colón inició su temporada el martes bajo la flamante dirección de Mario Galizzi y con un gran título: Giselle, en la versión que creó hace muchos años Gustavo Mollajoli sobre la obra original de Jules Perrot. Fue un comienzo brillante y auspicioso y con una obra conmovedora, quizás una de las más bellas -junto con La Sylphide- que hayan sobrevivido del repertorio del siglo XIX.

Uno de los aspectos fundamentales de la obra es la manera en que cada bailarina encarna el personaje central. En este estreno, Macarena Giménez, que ya ha demostrado su talento en otros papeles importantes, encarnó el rol de Giselle por primera vez.

Sin embargo, pareciera que su representación fuera el fruto de una madurez amasada a lo largo del tiempo, tan profunda y conmovedora fue su interpretación (y dejamos de lado la técnica que domina, verdaderamente deslumbrante).

El período del ballet romántico francés, que nace con el estreno de La Sylphide en 1832 y decae hacia 1870, se caracterizó entre otras cosas por la oposición entre dos mundos: uno real –real no como naturalista sino en el sentido de no fantástico- y otro ultraterreno.

En Giselle esta oposición se establece entre el primer acto, que transcurre en la aldea donde vive la protagonista con su madre, y el segundo acto, que sucede en un bosque fantasmal poblado de wilis, espíritus vengativos de mujeres jóvenes que han muerto por desengaños amorosos. Entre uno y otro, Giselle se enamora del duque Albrecht (que no se presenta como tal, sino como un campesino), es engañada, muere y se transforma en una wili.

El personaje reúne muchos rasgos diferentes: es muy vivaz pero un poco tímida también; es ingenua pero apasionada y decidida. Y en el segundo acto, transformada en espíritu, asume la distante frialdad de las wilis pero se conmueve ante el sufrimiento del arrepentido Albrecht. Es fácil imaginar por qué tantísimas bailarinas, a lo largo de los siglos XIX, XX y XXI, aman este rol y la riqueza de emociones que contiene.

Macarena Giménez recorrió con la máxima sensibilidad e inteligencia artística todos los matices del personaje, realmente todos. Hay famosísimas Giselle en la historia del ballet académico y pareciera que Macarena se ha embebido de esa tradición y al mismo tiempo que encontró una manera propia y personal de hacerlo.

La reposición coreográfica fue hecha por Martín Miranda y Néstor Asaff en un trabajo sólido y el cuerpo de baile tuvo una actuación destacada. Juan Pablo Ledo interpretó al Duque Albrecht en el mejor rol que se recuerde de él: introspectivo, y con más matices. Es preciso mencionar a Camila Bocca (hará Giselle en próximas funciones) y Maximiliano Iglesias, que compartieron el festivo Pas de Paysan del primer acto y lo hicieron de una manera preciosa.

Laura Falcoff/Clarín-Espectáculos

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