MG Radio 24 Villa Pueyrredón
En un partido típico de Copa Libertadores, River cayó con Fluminense en una noche fatídica en el Maracaná de Río de Janeiro. Y llega golpeado al Superclásico del domingo ante Boca en el Monumental.
Más allá del resultado adverso, preocupa la manera en la que River fue derrotado en Brasil, donde se vio a un equipo que peleó más de lo que jugó, que tuvo muchas falencias defensivas y que se desplomó después del segundo gol de Fluminense.
Era muy esperado este duelo al que en tierra carioca lo consideraban como el enfrentamiento entre los mejores equipos en la actualidad de Argentina y Brasil. Y razones sobran. Se explican desde la jerarquía de los planteles y desde el juego que muestran en en la cancha. A su vez, River es líder en la Liga argentina y Fluminense ganó dos títulos en lo que va de 2023 (la Taça Guanabara y el Carioca) está entre los cinco primeros en el Brasileirao, del que van apenas tres fechas.
El partido arrancó a tono con las expectativas que generaba en la previa. Con mucha dinámica e intensidad y a buen ritmo. En los minutos iniciales, tal vez envalentonado por la localía de un estadio Maracaná repleto, Fluminense se acomodó mejor en el campo de juego, a tal punto que en el primer cuarto de hora llegó a tener el 75 por ciento de la posesión de la pelota. Pero no solo se quedó en tenerla. También inquietó a Armani con algunos centros peligrosos.
River no se amedrentó, de todos modos. Y cuando sacó la cabeza, tuvo una buena presión alta por momentos. En esa disposición fue clave el trabajo de Beltrán y también de Nacho Fernández y de Barco, quienes se desprendían para acompañar al centrodelantero. El equipo de Demichelis también se empezó a animar a manejar la pelota y a salir jugando desde el fondo. Y probaba desde media distancia. Así, Beltrán y Barco exigieron al experimentado Fabio.
Al partido le sobró pierna fuerte. Y encontronazos entre los jugadores. A tal punto que al uruguayo Ostojich, de mal arbitraje, se le fue de las manos. Y en medio de tanta efervescencia, apareció Cano, el goleador argentino que tiene Fluminense. Con un zurdazo letal, venció a Armani, luego de conectar el centro de Keno (lo habilitó Mammana) y de aprovechar la cortina de Alexsander para que González Pirez y Pérez no llegaran a marcarlo.
River jugaba al fleje cada pelota. No quería que se lo llevaran por delante. Necesitaba serenarse el equipo de Núñez. Y lo logró a través del gol que encontró, por una corajeada de De La Cruz, quien luchó con el cuerpo para ganarle la pelota a Arias, y le sirvió el tanto a Beltrán, ubicado en posición de goleador para definir.
Al irse con el empate al descanso, River parecía revitalizado. Sin embargo, en el segundo tiempo se desplomó a partir de errores propios, de pérdidas de pelota no forzadas y del segundo gol de Cano, tras un gran pase de Ganso. Y a partir de ahí recibió un cachetazo atrás de otro, hasta recibir cinco goles. Hubo otro más de Cano, tras asistencia de Arias, quien también se anotó con dos tantos para redondear una goleada histórica.
Un abultado resultado que también fue propiciado por extrañas decisiones tácticas de River, que estando 1-2 quedó con línea de tres en defensa y, de esos tres defensores, dos eran laterales. Después, Ostojich expulsó mal a González Pirez. Ahí el equipo se descontroló. Y River se fue duramente golpeado del Maracaná.
Maximiliano Benozzi/Clarín-Deportes
ARGENTINOS IGUALÓ CON LIVERPOOL EN EL CENTENARIO
Dos veces estuvo en ventaja Argentinos y no pudo sostener el resultado. Fue superior a Liverpool, pero una desinteligencia entre Federico Redondo y Miguel Torrén le permitió a Rubén Bentancourt, autor de un doblete, empatar el partido. Así y todo, el conjunto de La Paternal tiene encaminada la clasificación a los octavos de final.
Con el sello habitual, posesión y acumulación de pases para construir el juego y llegar a fondo por afuera, Argentinos dominó de entrada. Sin embargo, le faltó profundidad. Manejó bien la pelota, está claro, pero no tuvo sorpresa. Hasta que en el desenlace de la primera etapa, Miguel Torrén sacó desde el fondo un pase largo, Javier Cabrera metió un centro atrás, Gabriel Ávalos remató en la puerta del área chica, Sebastián Britos tapó y Francisco González Metilli arremetió para clavar la daga en el arco.
Fue un premio justo porque Argentinos había hecho mucho más que Liverpool por la victoria. Los uruguayos fueron cautelosos en la etapa inicial. A bordo de un 5-4-1, casi no inquietaron a Federico Lanzillotta. Jorge Bava tomó nota y obligado por la necesidad, desarmó la línea de cinco y movió el banco. Ingresaron Gonzalo Nápoli y Alan Medina, que metió un centro bárbaro para Bentancourt, que le ganó la espalda a Torrén y Kevin Mac Allister y empató el partido.
Lucía envalentonado Liverpool, pero en un tiro de esquina hubo mano de Jorge Izquierdo. El VAR ayudó a Ivo Méndez y Torrén canjeó el penal por el 2 a 1.
Argentinos no cambió su manera de jugar, más allá del ingreso de Alan Rodríguez por González Metilli. Y cuando nada hacía peligrar la victoria, llegó un pase profundo de Miguel Samudio y un error en el fondo visitante. Redondo quiso cortar cuando Torrén estaba de frente para rechazar, dejó corta la pelota y Bentancourt no perdonó. Definió con un remate cruzado.
Argentinos no cesó su búsqueda, pero en el último tramo se quedó con un hombre menos por la expulsión de Lucas Villalba. Así y todo, casi lo gana Ávalos, pero Britos estuvo muy rápido para achicar en el mano a mano con el paraguayo.
Y en el final, casi lo gana el equipo uruguayo en una pelota parada que Izquierdo cabeceó apenas afuera. El punto, en definitiva, se valora.
Clarín/Deportes
