
El conocido locutor Luis Fuxan murió ayer en una clínica de Buenos Aires, luego de atravesar una enfermedad neurológica. Tenía 67 años. Formado en la locución, pero también actor y conductor con larga trayectoria en los medios, para algunos fue ni más ni menos que “la histórica voz de Canal 13”.
Se había recibido como locutor profesional en el año 1977, en el Instituto Superior de Comunicación Social, COSAL. Durante varios años fue pieza clave de Badía y compañía, de la mano del querido Juan Alberto, tanto en las locuciones como en distintas secciones del programa ómnibus de los sábados y que dejó una huella en la TV.
Entró a trabajar en el viejo Canal 13 (ahora El Trece) en abril de 1984 y desarrolló una destacada actividad con su distintivo timbre de voz. Y así fue hasta la hora de jubilarse, en junio de 2018. Justamente durante sus últimos años laborales tuvo que cumplir una rehabilitación médica tras un accidente cerebrovascular. Estaba internado en un hogar de la localidad de Martínez. Ayer a la mañana murió en un sanatorio porteño, a donde había ingresado por complicaciones de su cuadro neurológico.
En 2012, a propósito de celebrarse otro Día del Locutor -3 de julio-, Fuxan grabó unas palabras sobre su oficio: “El locutor es alguien que está en el aire”, soltó antes de decir que su carrera estuvo signada por la suerte. “Un día me recibí y al otro día entre en Radio Continental”. En esa prueba quedaron él y Eduardo Aliverti. “Fue literal: me recibí un jueves y el viernes ya estaba trabajando”.
Puesto a opinar sobre su actividad vocal, sostuvo que “antes un locutor no necesitaba saber idiomas, ni ser un 2.0 o tener mayor idoneidad. Hoy es imperioso formarse. Tenés dos o tres computadoras abiertas al mismo tiempo. Sos una ventana al mundo. Antes no, antes el locutor era ciego. Hoy debe prestarle atención no sólo a la parte formal de la voz, sino al contenido. El locutor debe leer mucho. Tiene que estar formado, algo que antes no era necesario”.
Y él, de alguna manera, en diferentes segmentos de Badía y compañía, desgranaba cierto enfoque periodístico, que acompañaba la potencia de esa voz clara, que de impostada no tenía nada. Era un locutor de los llamados naturalistas, más de decir que de anunciar.
Clarín/Espectáculos