El sudafricano Chester Williams, integrante de la selección sudafricana que fue campeona del Mundial de rugby en 1995, falleció a los 49 años.
Williams, que jugaba como wing, sufrió una crisis cardíaca en Ciudad del Cabo, donde residía y trabajaba como entrenador de la Universidad del Cabo occidental.
En los cuartos de final de aquel Mundial, frente a Samoa (victoria por 42-14) logró el por entonces record de cuatro tries en un partido de Sudáfrica. Desde su debut en 1993 jugó 27 test matches con la camiseta de su seleccionado y anotó 14 tries.
De todos modos no sólo fue un rugbier más por lo deportivo en aquellos históricos Springboks del 95 que les ganaron la final del Mundial a los All Blacks por 15-12 en el Ellis Park. Es que él fue el símbolo de un equipo que unió a un país gracias a Nelson Mandela. Williams fue el único negro de aquel plantel.
Durante el apartheid que había comenzado en Sudáfrica en 1948 cuando el partido Nacional ganó las elecciones e instauró las políticas de segregación, únicamente los jugadores blancos tuvieron derecho a representar a los Springboks.
Mandela, quien estuvo 27 años preso en la isla Robben, fue el hombre que logró terminar con ese sistema después de recuperar la libertad el 11 de febrero de 1990.
Aunque hubo que esperar hasta 1994 para vivir las primeras elecciones democráticas con casi 20 millones de personas ejerciendo ese derecho por primera vez, los cambios comenzaron a verse en Sudáfrica y se dieron también en el rugby.
Williams solía elogiar a Mandela, que murió en 2013. Así lo hizo, por ejemplo, antes de los Juegos de Río de Janeiro 2016 cuando el rugby volvió a ser olímpico luego de 92 años. “Mandela nos enseñó que necesitamos ser tolerantes, respetuosos y aceptarnos unos a otros por lo que somos y no por el color de piel”, contó durante un curso de rugby que dio en la favela Paraisópolis en 2014.
Clarín/Deportes