
El director de cine David «Coco» Blaustein murió ayer a los 68 años en una clínica porteña, cinco días después de haber sufrido un accidente cerebro vascular (ACV), según informaron allegados al realizador.
Según explicó la jefa de prensa de sus películas, Bucky Butkovic, el miércoles pasado fue encontrado en la productora El Zafra tras haber sufrido un ACV. Entonces fue internado y, pese a mostrar una mejoría, este lunes falleció.
En su carrera dejó documentales emblemáticos como Cazadores de utopías (1996) o Botín de guerra (2000). También dirigió Hacer patria (2006), Fragmentos rebelados (2009), Porotos de soja y La cocina (2009 y 2011, codirigidos con Osvaldo Daicich) y Se va a acabar (2021, codirigido con Andrés Cedrón).
A lo largo de su extensa carrera, en la que también ofició de productor y guionista, Blaustein supo utilizar el lenguaje y los recursos del género documental para ponerlos al servicio del uso de la memoria y la recuperación luchas emblemáticas.
Formado entre 1978 y 1983 en el Centro de Estudios Cinematográficos de la UNAM, en México, y luego en el Instituto de Radiotelevisión Española, de donde egresó, Blaustein siguió la tradición documentalista trazada por cineastas como Humberto Ríos o Fernando ‘Pino’ Solanas.
El estreno de Cazadores de utopías, en 1996, causó gran impacto por abordar un tema que hasta ese momento el cine documental no había tratado: la lucha armada durante los años ’70, y en particular la militancia en Montoneros.
El propio Blaustein formó parte de esa organización, hasta que rompió con la conducción y durante la última dictadura militar partió al exilio, al igual que sus hermanos Ariel y Eduardo. La película está hecha en base a entrevistas a integrantes de Montoneros. Luego llegaría Botín de guerra, que muestra la tarea de las Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda y restitución de la identidad de sus nietos, apropiados por los represores durante la dictadura.
Con menor repercusión pública pero igual valor cinematográfico, Hacer patria fue un notable documental en el que, partiendo de la historia de su propia familia, Blaustein reconstruyó la historia de la inmigración judía en la Argentina y los vaivenes sociopolíticos del país.
«Los tres documentales tienen algo en común: la certeza de que recordar le hace bien al alma. Recordar, lo bueno y lo malo, reconstruir, nos libera y nos acerca a la verdad», le decía a Clarín en el momento del estreno de Hacer patria.
En Fragmentos rebelados, que ganó el Premio Especial del Jurado en la Competencia de Documentales del Festival de Cine de La Habana, Blaustein reconstruyó la vida del militante y cineasta desaparecido Enrique Juárez, a través de la visión de familiares y amigos. Junto a Osvaldo Daicich abordó dos temáticas urgentes en Porotos de soja y La cocina. El primero se ocupó del conflicto desatado a raíz de la resolución 125 en 2008, con el lockout patronal de los empresarios agropecuarios. El segundo mostró la larga y ríspida gestación, y la posterior sanción, de la Ley de Servicios Audiovisuales.
Se va a acabar, estrenado en marzo de este año, recoge los testimonios silenciados de trabajadoras y trabajadores que participaron en distintos conflictos sindicales durante la última dictadura cívico militar, enfrentando el intento de desmantelar la industria y desarticular a la clase obrera organizada.
Clarín/Espectáculos