
Que sigan hablando. Eso es lo que deben estar pensando, con una sonrisa en el rostro, los hinchas de Boca. Porceó que se dijo varias veces que el equipo de Sebastián Battaglia no jugaba bien. Tal vez era cierto, especialmente en la primera parte del semestre. Pero qué importa eso cuando los resultados son tan contundentes. Ahí está Racing, el más lindo del fútbol argentino, eliminado de la Copa Sudamericana y sacado en semifinales de la Copa de la Liga. Y acá está Boca, campeón a nivel doméstico y clasificado como puntero en su grupo por el triunfo 1-0 ante Deportivo Cali y por el empate 1-1 en Brasil de Corinthians con Always Ready.
El fútbol, como la vida, está repleto de paradojas. Se consumieron horas en los medios de comunicación hablando de las pobres formas de Boca, que conseguía muchos resultados para tan bajos rendimientos. Pero viene en levantada el conjunto de Sebastián Battaglia y tal vez haya jugado, anoche ante Deportivo Cali, uno de los mejores primeros tiempos en el semestre. Sin embargo no pudo marcar un gol y todo lo florido del juego se redujo a poco.
Hizo todo bien Boca, menos el gol. No es un dato menor, claro, porque los partidos se ganan con goles. Fue muy superior a Cali, los desbordó por todas las bandas, se impuso en el medio, plantó las líneas bien altas, tuvo personalidad, buena circulación de balón y no se desesperó con el correr de los minutos ni con el tiempo que hicieron los colombianos desde el segundo inicial. Alan Varela fue el eje del equipo y se plantó cerca de la medialuna del área rival. Así de agresivo fue el local. Un dato que grafica: el juvenil volante central remató 4 veces al arco (uno de sus disparos se estrelló en el ángulo).
No salió a meterse atrás el conjunto de Colombia y dejó espacios en la mitad de la cancha. Tan solo defendió con Camargo y Congo en ese sector y hubo libertades para Pol Fernández y para Óscar Romero. La pelota pasó rápido de los medios a Exequiel Zeballos y el juvenil volvió loco a Aldair Gutiérrez. De todos modos, al Changuito le faltó estar más fino en las definiciones de las jugadas y terminó insinuando más de lo que concretó. También inquietó por arriba el local: primero la tuvo Figal, que cabe
dentro del área chica y la tiró por arriba; después, el que estuvo cerca de festejar fue Carlos Izquierdoz.
Tal vez Boca debió intentar algo más por el sector de Salvio, aunque Zeballos estuvo muy punzante. Darío Benedetto también tuvo la suya en el final de la primera parte, pero no le pudo cambiar la dirección a un centro del Changuito.
Siguió jugando igual Boca en el complemento, con concentración y con paciencia. En menos de un minuto tuvo una clarísima con Pol Fernández, que la cedió al medio en lugar de patear al arco, cuando estaba mano a mano con el arquero rival.
El único gol del partido llegó a los 8 minutos y el autor fue el protagonista de la noche, Alan Varela. El volante capturó su rebote mil en la noche y se llenó el botín derecho de gol: la impactó de arriba a abajo y salió a festejar con lágrimas en los ojos.
Se metió muy atrás Boca tras la ventaja. Los nervios y el cansancio acumulado son las explicaciones. Pero no sufrió el local porque tiene una defensa cada vez más aceitada. Ya recuperó a Marcos Rojo y a Carlos Izquierdoz, quienes no se desconcentran ni un segundo por juego. También responde Agustín Rossi cada vez que lo llaman, más allá de algún error que pueda cometer.
Deberá ajustar algunos detalles Boca de cara al semestre que viene: tiene que ser más contundente en el arco rival y aprovechar mejor los espacios para las contra. Contra los colombianos erró un par de situaciones claras por malas decisiones o falencias en la conducción.
Los números finales mostraron que Boca tuvo más del 60 por ciento de la posesión y que remató 18 veces al arco. Por eso la victoria fue merecida por donde se la mire.
Ganó Boca por la mínima y se clasificó como el mejor de su grupo. Mandó también un mensaje a sus competidores. Porque Boca siempre es candidato. Mucho más ahora, que empezó a jugar bien. Aunque eso, lo sabe mejor que nadie, puede ser relativo.
Maximiliano Uría/Clarín-Deportes