
Hay quienes dicen que para avanzar hay que abrazar los cambios que se avecinan. El año pasado el mundo se vio modificado por completo debido a la pandemia de coronavirus. Lo que antes se conocía ya no es normal y hasta los deportes sufrieron cambios drásticos que hasta 2020 eran impensados.
En ese sentido el rugby fue uno de ellos. Luego de un año y medio de no ver actividad, los torneos argentinos están preparados para volver a la acción -el Torneo de Buenos Aires comenzará en abril, por ejemplo- pero la imagen será diferente. Porque una formación vital, única para el juego y que además forma parte de la filosofía del rugby nacional a través de su larga y rica historia será modificada: el scrum.
La Unión Argentina de Rugby (UAR) informó a través de un comunicado que, además de no poder utilizar los vestuarios y realizar el “tercer tiempo” como medidas de prevención ante el Covid-19, en el juego en sí el scrum será simulado. ¿De qué manera? El equipo que deba reanudar el juego a través del fijo, con ocho jugadores por lado, sacará la pelota sin el clásico empuje de ambos packs de forwards. Es decir que no habrá oposición.
A la nueva modalidad del scrum se la denominó “tira saca” por el área de Competencia y Desarrollo de la UAR. Que aclaró que será de carácter obligatorio en todas las categorías competitivas de todas las uniones provinciales. La misma buscará cuidar a los jugadores luego de tanto tiempo de inactividad para así prevenir las lesiones.
Sin embargo son los propios rugbiers quienes se oponen a la medida.
“Estoy totalmente en desacuerdo y no la comparto para nada. Nosotros nunca dejamos de trabajar el cuello. Yo creo que no piensan en los jugadores. Por ejemplo, el SIC basa gran parte de su juego en el scrum”, le dijo a Clarín, Lucas Rocha, pilar de SIC.
Miguel Urtubey, capitán de Newman, dijo: “El scrum es la esencia del rugby argentino. Es una formación fundamental y para mí es la más importante con lo cual no creo que tenga sentido volver a jugar con el ‘tira saca’. Hablando con mis compañeros estamos de acuerdo en eso. Creo que se debería preguntarles más a los jugadores y consultarles para ver qué opinan antes de tomar una decisión”.
Si bien los jugadores muestran su descontento y hasta algunos entienden que el rugby se verá desnaturalizado, también están quienes, con la mirada de la experiencia, avalan la medida.
“Entiendo que esto no es por un tema de contagio sino por la falta de competencia y el peligro de volver directamente a empujar después de un año de no jugar. Sin duda que desvirtuará el juego, pero creo que lo esencial es cuidar a los jugadores. No es normal que no jueguen por un año. Así que hacerlo progresivamente para proteger a los deportistas y que no haya lesionados no me es desacertado”, señaló Lucas Ostiglia, ex ala de Los Pumas de bronce del Mundial de Francia 2007 y entrenador.
La UAR avisó que la nueva modalidad “no es un cambio de reglamento sino una medida preventiva que se va a ir levantando paulatinamente“. En ese sentido la dirigencia planea mantener la norma “hasta tanto se pueda pasar a la segunda fase que consistirá en empujar hasta un metro y medio en todas las divisiones”. Ese empuje de 1,50 metros es el que se adoptó en el rugby argentino en 2016 para prevenir las lesiones en los primeras líneas.
Así, y con la mirada puesta en el futuro, Sebastián Perasso, autor de libros sobre rugby y ex encargado del coaching de entrenadores de SIC, también dejó su opinión. Y aseguró: “Yo creo que es una determinación excepcional para tiempos excepcionales y que posiblemente en el corto plazo quede sin efecto la medida y volvamos al empuje en la formación. Después de un parate tan grande debemos festejar el regreso a la actividad mas allá de las determinaciones en aras de la seguridad. Por eso el no empuje en el scrum y la prohibición de la concurrencia del público y de la organización de los terceros tiempos son medidas preventivas. Todos ellos son pilares de nuestro deporte y aspiramos a que vuelvan en poco tiempo “.
Gastón Sánchez/Clarín