Niño prodigio del ciclismo colombiano, Egan Bernal está llamado a romper todas las barreras de este deporte en su país, tras conquistar ayer en Milán su primer Giro de Italia y sumar a los 24 años su segunda “gran vuelta” tras el Tour de Francia conquistado en 2019.
“Ganar el Giro me coloca en una situación maravillosa. Parezco tranquilo, pero dentro de mí siento una explosión de felicidad”, declaró Bernal en la conferencia de prensa posterior a la carrera. “Estoy en un muy buen nivel, eso me ha permitido ganar el Giro. Pero debo mantener los pies en el suelo porque hay corredores como (Tadej) Pogacar y (Primoz) Roglic, que también son muy fuertes. Gracias a ellos, voy a encontrar nuevas motivaciones”, agregó.
“Un saludo a toda la gente en Colombia. Esta victoria es para todos ustedes. Espero darles algo de felicidad dentro de todo lo que estamos viviendo”, contó el ciclista una vez coronado. Su consagración fue un motivo de festejo nacional en un país conmovido por las protestas sociales y la represión en las calles.
En Zipaquirá, ciudad natal de Bernal, los jóvenes dieron un respiro a las manifestaciones para celebrar al ídolo solidario con su causa. “Egan nos da alegría, el Estado nos da bala”, decía un provocativo cartel en una plaza donde 200 personas vieron la etapa final que proclamó al “joven maravilla”.
Pobladores de este municipio próximo a Bogotá, famoso además por una catedral subterránea en las entrañas de las minas de sal, siguieron el recorrido vencedor de su ídolo en medio del estallido social contra el Gobierno, que deja en un mes al menos 59 muertos.
El ciclista ha sido uno de los pocos deportistas colombianos de élite que ha condenado públicamente “los abusos de las autoridades hacia las personas que salen a protestar”. En un mensaje de Instagram, había escrito: “Sé la necesidad económica en la que viven la mayoría de familias del país, porque yo la viví. Pero lo que más me indigna son los muertos”.
Bernal comenzó en el mountain bike, con dos medallas mundiales en esta disciplina siendo junior, antes de pasar a la ruta y luego fichar en 2018 por la formación más potente del pelotón, el Sky, convertido en el actual Ineos.
Pese a conquistar la cima del ciclismo mundial, Bernal ha sabido mantener la cabeza fría. Su instinto, su carácter respetuoso y su inteligencia lo han ayudado a que el éxito no se le haya subido a la cabeza. Se mantiene muy cercano a sus padres, a los que ha pedido que dejen de trabajar: Germán era agente de seguridad y su madre Flor, empleada doméstica. Pero la vida de este antiguo estudiante de Periodismo y Comunicación ha cambiado radicalmente.
Desde el punto de vista económico, su contrato con el Ineos le asegura ingresos de 3,4 millones de dólares. Y el cambio también es a nivel deportivo, por todo lo que implicó su éxito en el Tour de Francia y las dificultades del año posterior, con los dolores de espalda que lo hicieron retirarse durante las etapas alpinas.
Su victoria en el Giro, el país que lo acogió a su llegada a Europa, lo vuelve a colocar en una posición privilegiada en un equipo con varios líderes potenciales y que mantiene su mentalidad británica, pese a que la huella latina es cada vez mayor por la presencia de futuras estrellas colombianas (Daniel Martínez, Brandon Rivera, Iván Sosa) y del pedalista ecuatoriano Richard Carapaz.
Clarín/Deportes