Un rato después de la reunión entre los presidentes de los clubes del fútbol argentino y el doctor Pedro Cahn, la Conmebol envió el archivo informativo con el “Protocolo de operaciones 2020”. Resultó casual. Al tiempo que el infectólogo que asesora al Gobierno decía en televisión que “yo no mandaría un equipo a jugar a Brasil”, desde Luque se conocieron los detalles de la logística que deberán utilizar los equipos participantes de los torneos internacionales durante la pandemia. El organismo continental tiene decidido seguir adelante con el plan de reanudar la Copa Libertadores el 15 de septiembre. Boca, River, Racing, Defensa y Justicia y Tigre jugarán dos días más tarde.
La decisión sanitaria argentina va a contramano del resto de la región y de los intereses de la Conmebol. Y cuando la industria de la pelota parecía acompañar el camino a la flexibilización en el AMBA (Area Metropolitana de Buenos Aires), las cifras récord de contagios y muertos por Covid-19 obligaron a las autoridades a dar marcha atrás. Sin ir más lejos, Ginés González García pidió postergar para la semana próxima la reunión con Claudio Tapia. Al ministro de Salud le preocupa la foto. ¿Qué dirían de un encuentro con el presidente de la AFA en pleno pico de la pandemia?
“No podemos esperar a un solo país por más Argentina que sea”, deslizan en los pasillos del edificio de la Conmebol. Y remarcan que el resto de las ligas de la región tiene certezas o, en el mejor de sus casos, ya se juegan. Sucede con los torneos estaduales brasileños y, desde el martes, en Paraguay. Y aportan otro dato clave: el 2, a través de una cumbre del Mercosur, el presidente del organismo, Alejandro Domínguez, presentó el “Protocolo de recomendaciones médicas para entrenamientos, viajes y competiciones” y el “Manual opertativo de llegadas y salidas en aeropuertos”. Los mandatarios de la región, entre ellos Alberto Fernández, se comprometieron a analizarlos. Y según pudo averiguar Clarín, hubo charlas a nivel gubernamental con las cancillerías y los funcionarios sanitarios de todos los países que dieron el visto bueno.
La introducción del documento al que accedió este diario remarca como “esencial” el regreso a la competición y el impacto económico que significó la interrupción de las copas. La Libertadores es, en definitiva, un torneo que reparte 168 millones de dólares en premios –la mayoría de los clubes ya cobró un adelanto- y genera números muy superiores en ganancias.
El protocolo plantea cuatro escenarios. El primero no será posible ya que habla de la “reanudación de la competencia sin restricciones particulares”. Se aplicará el segundo, “con restricciones y sin público”. Y recomienda que los entrenamientos “deberían comenzar por lo menos 15 días antes de la fecha del primer partido oficial”. El tercero agrega otro concepto: el de “un número limitado de personas en el estadio”. Apunta a que haya la menor cantidad de gente posible (personal del estadio, prensa, proveedores y funcionarios, entre otros). Y el cuarto tira por la borda cualquier impedimento que haya en Argentina producto de la decisión sanitaria: “Reanudación de las competiciones con algún país aún NO apto para recibir eventos deportivos”. Si a esa altura no fuera posible jugar en el AMBA, los clubes “deberán fijar y ejercer su condición de localía en otro país/ciudad apta para el desarrollo de competiciones Conmebol”.
“Si River no puede jugar en el Monumental y Boca en la Bombonera, que vayan a Asunción o Montevideo”, apuntan desde la ciudad paraguaya. Bajo esa coyuntura la preocupación de los dirigentes argentinos es muy grande.
En la Conmebol están seguros de que se minimizarán los riesgos porque el protocolo remarca que los planteles harán un check Covid 24 horas antes de viajar, volarán en charters y tendrán un sector especial para Migraciones en los aeropuertos, hoteles seguros y traslados a los estadios con medidas estrictas. En todos los casos el personal estará testeado.
¿Y la vuelta a los países de origen? En Argentina hay una obligatoriedad de hacer cuarentena durante 14 días para aquellas personas que regresan del exterior. En la Conmebol insisten en que habrá excepciones que ya fueron conversadas en las segundas líneas de cada Gobierno.
Daniel Avellaneda/Clarín