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Con enorme convocatoria, el Cosquín Rock 2023 cerró con un gran domingo

Dillom dio un potente show con su mezcla de trap y rock.

En su segunda jornada, Cosquín Rock convocó a 120 mil personas para disfrutar de una gran cantidad de artistas en un domingo soleado, superando así el aforo en comparación con la jornada del sábado.

Otra diferencia con el día anterior tuvo que ver con que los artistas “pesos pesados” del rock arrancaron sus sets muchos más temprano: frente al escenario Sur había una multitud a la espera de que apareciera Fito Páez, la mayor atracción de la jornada.

Cuando eso sucedió, la mayor parte del público superaba la mitad del aeródromo para no perderse ningún detalle del show del rosarino, que realizó un concierto memorable.

Irrumpió con El amor después del amor. Su concierto no desentonó con el que viene ofreciendo desde 2022, aunque agregó hitos musicales como 11 y 6, Tráfico por Katmandú y Ciudad de pobres corazones, entre otros.

La sorpresa fue su corista actual. Emme, hija de Lito Vitale y Verónica Condomí, cumplió un rol ponderable, incluso hasta oficiando de sostén vocal en diferentes tramos.

Al principio Fito se mostró de buen semblante, pero con el correr de las canciones denotó malhumor. “Es nuestro primer concierto del año. ¡Venimos con unas ganas de comerlos! Pero tenemos solo una hora y pico de concierto”, se quejó.

Después, molesto por el resonar del escenario Norte, expresó irónicamente: “Quiero pedir disculpas a los colegas de allá. Porque si sabía que tocaban, esperaba. No queremos interrumpir la hermosa música de allá”, en alusión al concierto que estaba dando Las Pastillas del Abuelo.

Con el pasar del tiempo, Fito se calmó. Tras dedicarle Pétalo de sal a Luis Alberto Spinetta, señaló sobre 11 y 6: “Esta música se contagia con la genética del rap y del trap. Es una canción elegante que forma parte de una cultura general y de la vida real”.

Otros referentes pop de la fecha fueron Emmanuel Horvilleur y Babasónicos. Su público contaba con similitudes tanto en el furor por el swing sonoro como en sus maneras de vestirse: lucían modernos y finos.

Horvilleur dio la nota con las reversiones de algunos de sus hits radiales, como Tu hermana, Amor loco o Radio. A diferencia del ex Illya Kuryaki que tocó en el escenario Boomerang, Babasónicos congregó a una notable cantidad de público, que escuchó un aceitadísimo concierto.

La banda de Adrián Dárgelos y compañía desató una catarata de hits que forman parte de discos exitosos como Jessico, Infame, Romantisísmico o el último, Trinchera. El cantante, parco, solo atinó a la formalidad cuando se dirigió a su gente: “Buenas noches, Cosquín, muchas gracias. Qué lindo es verlos de cerca”.

Ca7riel y Paco Amoroso, dos de las apuestas más interesantes de la actualidad juvenil, mostraron su parentesco con los Illya Kuryaki. Esa ida y vuelta entre los dos cantantes cuenta con influencias notables de otra época, pero con los guiños del hoy.

Por otra parte, el trap más rockero del festival lo dio Dillom, un chico nacido en Colegiales que hoy es el eslabón fundamental de una movida que se emparenta con lo más crudo y visceral de la sociedad marginada.

Sus letras son el fiel retrato de historias callejeras de alto voltaje. A su vez, cuenta con una banda de rock que toca trap, pero con una cadencia distinta del resto de la escena local. Quizá sea lo más cercano al trap gangster, el de los barrios negros de los Estados Unidos.

En otro sector del aeródromo, la gente se impacientaba por ver a Ciro y los Persas. Sin embargo, el show que ofreció el ex Los Piojos desentonó. Es que apostó a la presentación de sus canciones acompañado con una filarmónica de la ciudad de Villa María. O sea, se encargó de presentar su última placa, que grabó junto a la sinfónica de Mendoza.

Por momentos, tanta solemnidad impacientó a parte de su propio público. Pese a eso, los clásicos de Los Piojos no faltaron y más o menos se acomodó la cosa. Ciro contó con una invitada: La José, una cantante mendocina que hizo un dueto con él.

Airbag ofreció un recital que fue muy aplaudido por sus fanáticos. Incluso se atrevió a versionar Beso a beso, de la Mona Jiménez, algo bien recibido por los cordobeses. Por su parte, La Vela Puerca apeló a emblemas como Zafar, Clarobscuro, El Viejo y Va a escampar, y fue ovacionada.

El cierre quedó en manos de Las Pelotas, que desde hace años juegan con localía. Germán Daffunchio lo sabe: “Nadie quiere tocar al final del festival. Pero Las Pelotas sí, porque sabe que ustedes están”, dijo. Tras una seguidilla de éxitos, el broche de oro fue un triplete con Movete, Días felices y Capitán América.

Y así se fue un Cosquín Rock que resultó, tal vez, el más exitoso de la historia. Y no sólo en cuanto a concurrencia: el streaming de Flow tuvo más de 150 mil visualizaciones durante el fin de semana.

Sebastián Duarte/Especial para Clarín-Espectáculos

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