
Brasil es el primer finalista de la Copa América. Era la sensación general que reinaba cuando la organización del torneo pasó al gigante sudamericano. Luego de seis partidos, cinco triunfos y un empate, demostró una enorme superioridad sobre sus rivales y ahora espera por Argentina o Colombia. El sábado, en Río de Janeiro, buscará un nuevo título, el décimo en la historia de la competición. E intentará revalidar la supremacía como local: ganó las cinco Copas América que organizó.
El primer gol resultó una cuestión de tiempo. Llegó a los 35 minutos y no antes por una gran respuesta del arquero Pedro Gallese. El equipo de Tite debía penetrar el bloque defensivo armado por el Tigre Gareca. La capacidad individual de los jugadores brasileños y el buen andar colectivo lo resolvieron sin inconvenientes.
No debería encontrar excusas Perú por la derrota. Ni por los errores ni por la pasividad de algunos fallos del árbitro chileno Roberto Tobar: dio un córner para Brasil que era saque de arco, porque la pelota tocó en Neymar, o ese codo de Thiago Silva tras un remate de Peña, en el que no cobró córner ni tampoco fue revisado por el VAR.
¿Si le daban el penal y se ponía 1-0 Perú, hubiese cambiado la historia? Difícil imaginar ese escenario ante la abrumadora preponderancia local. Igual, no deja de ser sospechosa la pasividad de los que manejan la tecnología. Este equipo brasileño no necesita de favores arbitrales.
Casemiro era el dueño y señor del juego. Marcaba, presionaba y remataba desde lejos, pero Gallese empezaba a lucirse. Después habilitó de taco a Paquetá, que tiró el centro para Neymar y brilló Gallese dos veces, porque después también le sacó el reun mate a Richarlison. Brasil encontraba espacios donde no los había. Perú aguantaba.
Neymar, siempre marcado de cerca, se movía por toda la cancha, tocaba de primera, esperaba la descarga. El crack brasileño puede perder algunas pelotas por cierta displicencia, pero siempre aporta su cuota distintiva. Y a los 35 minutos se filtró en el área, encaró a dos peruanos, le metió caño a Callens, resolvió enseguida que sus compañeros estaban en mejor posición y tiró el centro atrás para Paquetá, que anotó.
Sin margen de error, Gareca rompió la línea de cinco con el ingreso de Marcos López por Trauco y Raziel García por Ramos. Más adelantado, se animó a jugar más y defender menos, y fue por la hazaña. Estuvo cerca primero con un remate de Gianluca Lapadula que rechazó bien Ederson.
Por lógica, Brasil encontró más facilidades para llegar hasta el arco de Gallese. Se insinuaba el segundo gol con algún contraataque. Sin embargo, el equipo de Tite no fue tan profundo como en la primera etapa. En cambio, el ingresado García se transformó en el hombre más peligroso de los peruanos con sus remates desde larga distancia. La segunda vez que probó exigió a Ederson, que dio rebote y Thiago Silva alejó el peligro.
La mínima diferencia en el resultado mantuvo la expectativa hasta último momento. Gareca minó de delanteros los últimos 15 minutos. Pero cantidad no es similar a calidad. El equipo se desordenó y ya no tuvo la claridad para llegar al arco de Ederson.
Parece exiguo, muy ajustado el triunfo brasileño, que siempre da la sensación que puede ser mejor. Ya está en la final para confirmarlo. Y espera la próxima víctima.
Clarín/Deportes