Fue en los penales, como en aquellas noches de gloria. Y ese tiro de Peglow que se perdió por encima del travesaño resultó un alivio. Porque la obsesión de Boca es la séptima y justo el 9 de diciembre, a dos años del Superclásico que River celebró en el Obeno lisco, tenía que dar la cara. Jugó mal, perdió con Inter en los noventa minutos, pero desde los doce pasos llegó el desahogo y la clasificación a los cuartos de final de la Libertadores. Su rival será Racing, ni más ni menos, en dos clásicos de alta tensión. El miércoles será en el Cilindro. La revancha, 24 horas antes de Nochebuena aquí mismo, en la Bombonera.
Fue un partido muy incómodo para Boca. Porque la pelota estuvo casi siempre en poder del Inter. Y si la idea de Miguel Russo era lastimar de contraataque, tampoco funcionó porque tuvo muchas dificultades en la recuperación. Las divididas tuvieron el predominio de los brasileños, que se plantaron con volantes ofensivos y un lateral, Moisés, que mostró agresividad para pasar al ataque. También, en las dos primeras acciones del partido, cuando debió irse expulsado.
No habían transcurrido sesenta segundos y el defensor nacido en San Pablo fue abajo con mucha vehemencia y volteó a Buffarini. Tobar lo amonestó. Tres minutos más tarde, fue a disputar otra pelota, llegó primero a ella, pero le clavó los tapones en la canilla a Tevez. Estaba de espaldas el árbitro chileno. Quizá no la vio, pero desde el VAR no le advirtieron que era una jugada para revisar.
Hubiera cambiado el desarrollo, claro. No obstante, Inter controló el juego con Edenilson y, especialmente, con Patrick, movedizo del centro a la izquierda. Cuando se cerró, habilitó a Moisés y hubo un buen tándem que desarticuló a Buffarini.
Tres situaciones claras generó Inter. Una pared entre Patrick y Moisés, el centro atrás del volante y el remate frontal de Thiago Galhardo que reventó el travesaño. Otra jugada de Patrick que se sacó de encima a Nicolás Capaldo y de su envío cabeceó Praxedes a las manos de Esteban Andrada. De nuevo se asociaron Patrick y Moisés y la pelota del lateral se encontró con el cabezazo de Galhardo que, otra vez, se topó con la seguridad del número uno xeneize.
Boca no podía hilvanar sociedades. Edwin Cardona arrancó por la adelante en un 4-4-2 y pocas veces pudo juntarse con Tevez. Sebastián Villa y Salvio no pudieron desequilibrar por afuera. El medio estaba desbordado. Y en cuarenta y cinco minutos, hubo un solo tiro al arco.
Esa superioridad que había mostrado Inter quedó reflejada en el marcador apenas arrancó el segundo tiempo. La alianza Patrick-Moisés rindió sus frutos. Recuperó el mediocampista después de un flojo rechazo de Buffarini, desbordó el lateral, se pasó Andrada y por el segundo palo se la llevó puesta Frank Fabra. Gol en contra y a remar.
Y si ya estaba complicado Boca con el empate, mucho más le costó en desventaja. Porque fue un equipo desconectado que dependió de algún rapto de inspiración de Cardona, muy intermitente, o de la jerarquía de Tevez. Cuando coincidieron el colombiano y Carlitos apareció Lomba para tapar un tiro de media distancia del capitán azul y oro.
Russo metió mano en el banco. Como Buffarini no se veía superado por su sector y Villa no terminaba una jugada, entraron Leonardo Jara y Agustín Obando. Creció Campuzano en el medio, Boca tuvo mayor tenencia, pero siguió con dificultades en el área porque se soltó poco Fabra. Obando tampoco fue una solución y terminó expulsado en el final. ¿Por qué no entró Mauro Zárate? Hacía falta otro delantero y juntar a Tevez con Cardona para la gestación.
Cuesta perdió el segundo cuando Andrada falló a la salida de un tiro de esquina. Y siempre estuvo cerca de dar el golpe Inter con el veloz Peglow, que entró y desequilibró. Sin embargo, erró el penal definitivo. Y Boca ya palpita el duelo con Racing.
Daniel Avellaneda/Clarín
El partido de los cuartos de final de la Copa Sudamericana que protagonizaron Bahía y Defensa y Justicia fue uno de los espectáculos más llamativos desde que se implementó el uso de la tecnología en el fútbol.
El gol de Braian Romero a los 4 minutos del primer tiempo pasó desapercibido cuando el árbitro Guillermo Guerrero tomó un protagonismo principal debido a sus polémicos fallos que desnaturalizaron el compromiso disputado en el Arena Fonte Nova de Brasil.
El conflicto se inició cuando el cronómetro marcaba los 24 minutos y el colegiado observó una supuesta infracción de Anderson Martins sobre Walter Bou dentro del área que el máximo artillero del Halcón transformó por el 2 a 0. La ausencia de autoridad, la falta de criterio del VAR y el antecedente cercano de los asistentes que anularon lo que hubiera significado el empate parcial para el dueño de casa conformaron un escándalo internacional.
A los 13 Gilberto había emparejado el marcador, pero las autoridades anularon la conquista por una presunta posición adelantada basada en la posición del codo del delantero.
El show televisivo no mermó. El deseo de compensar tantas irregularidades motivó a Guerrero a sancionar otro penal a favor del conjunto de Luiz Menezes, pero nuevamente el VAR intervino para solicitarle al juez que revea su decisión. Papelón.
No conforme con su vergonzosa actuación, el árbitro volvió a sancionar dos penales a favor de Bahía para que el dueño de casa tenga la posibilidad de descontar. Pero Gilberto convirtió uno y el otro lo dilapidó por encima del travesaño. El alocado duelo continuaba a favor de Defensa y Justicia, que tuvo que transpirar más de lo esperado para ir al descanso, dado que el primer tiempo finalizó cuando el reloj llegó a los 60 minutos debido al tiempo adicionado que generó el constante chequeo en el monitor que se encontraba a la vera de la cancha.
En el complemento los protagonistas intentaron olvidar las desprolijidades de la primera etapa y Bahía buscó arrinconar al conjunto argentino contra el arco de Unsain. Sin embargo, en un contragolpe perfecto los de Hernán Crespo volvieron a golpear a través de una perfecta combinación que concluyó con la exquisita definición de Enzo Fernández. El Halcón volaba muy alto en territorio ajeno.
El suspenso se estableció cuando el elenco local volvió a marcar el descuento. Matheus Bahia fue el encargado de dejar la serie abierta que se resolverá el miércoles 16 de diciembre en Florencio Varela. Más allá de lo que suceda en el desquite, Defensa y Justicia volvió a hacer historia.
Infobae/Deportes