El presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, y la comisión que preside no parece haber tomado debida nota de la creciente tensión que la gestión viene alimentando con el crack y capitán del equipo, Lionel Messi, y que explotó este martes con el fax que el propio jugador le envió al club para hacer valer una cláusula de su contrato que le permitiría finalizar su vínculo contractual. Al menos la primera reacción del club catalán ante el marronazo de Messi, no hace más que confirmar el mal manejo del conflicto anunciado.
Si bien los problemas del Messi con los directivos no sorprenden a esta altura, la llegada de Ronald Koeman como entrenador y las primeras decisiones tomadas por el exfutbolista culé, entre ellas la limpieza de varios históricos y amigos del rosarino, actuaron como disparador de la estrategia que Messi y sus asesores pusieron en marcha con el envío del buro fax. Lejos de apaciguar las aguas entablando una mesa de diálogo entre las partes, la reacción del Barcelona se asemeja a la del elefante en el bazar.
El club salió a buscar algo de apoyo entre los medios españoles, anunciándoles que el tema de la desvinculación de Messi y el club está «en manos de los abogados». Barcelona dejó trascender que no se quedará de brazos cruzados y salió a atacar la estrategia del ídolo con el que las autoridades llevan un año largo de roces y disputas diversas.
Según señalan los medios deportivos españoles, Barcelona concentrará sus fuerzas en la cláusula de la que se agarra Messi, y que venció el 10 de junio, en medio del contexto de la pandemia por el coronavirus. Messi busca seguir los pasos de Andrés Iniesta, el legendario 8 del Barça que hace dos años se fue al Vissel Kobe de Japón haciendo uso de una cláusula similar a la que se aferra ahora el capitán de la selección argentina. Las autoridades del club dicen que esa cláusula, vencida, no tiene validez ahora; del lado del futbolista, esgrimen que la fecha de vencimiento perdió validez en el contexto de la pandemia, que obligó a postergar la competencia tras unos meses de parate.
Entre una posición y la otra, hay unos 700 millones de dólares, y la posibilidad de una salida de Messi al menos negociada. Está claro que el vínculo está roto. Lo que resta es esperar para ver si tanto Bartomeu como Messi buscan el espacio para reencauzar el diálogo, y que papel jugará en todo esto la esperable y terrible presión que puedan ejercer los fanáticos culés en medio de la disputa. La semana que viene, los jugadores de Barcelona deben retomar los entrenamientos frente al nuevo conductor del equipo. Mientras tanto, los poderosos Manchester City e Inter de Italia, pueden comenzar a soñar con tener al mejor jugador del mundo en su filas.
Facundo Martínez/Página 12