No hubo tiempo ni para respirar. Independiente y Arsenal se mataron a goles en el Libertadores de América en un partido que tuvo todos los condimentos de un verdadero espectáculo. El electrizante 4-3 final a favor de la visita dejó a los dirigidos por Lucas Pusineri, que estallaron contra Pitana por un claro penal no sancionado sobre Alan Velasco, sin posibilidad de aspirar a la final.
Justo tenía que ser él. Justo Lucas Albertengo tenía que ser el autor del gol de Arsenal para hacer valer la ley del ex y convertir ese tanto sin grito. Justo Albertengo apareció para aprovechar un grosero error defensivo de Independiente y empujar la pelota en la primera llegada seria del visitante en la tarde calurosa.
Se avivó Jesús Soraire: parado en el círculo central, levantó la cabeza y lanzó un envío aéreo frontal. La defensa local quiso salir pero Alejo Antilef quedó habilitado. Alexander Barboza intentó un rechazo fallido, Antilef la puso hacia el medio y Albertengo definió de frente ante Sebastián Sosa.
No era justo en ese momento. Más allá del oportunismo ante la falencia del rival de mitad de cancha hacia atrás, Arsenal no se había arrimado con pisada firme al arco de enfrente. Y, en cambio, la postura del local había sido desde los segundos iniciales la de buscar la victoria necesaria para mantener las ilusiones intactas. Eso sí, con más voluntad que fútbol.
Había tenido, de hecho, dos ocasiones para poder ponerse en ventaja cuando todo aún estaba en cero. Del medio hacia la derecha, con la participación de Andrés Roa, Jonathan Menéndez y la subida de Fabricio Bustos, se armaba una sociedad que podía darle buenos dividendos al Diablo. Un remate desde afuera de Roa fue otra vía de fuego que se probó. Pero no se juntaron lo suficiente.
El gol de Arsenal pudo haber quebrado el ánimo del local, pero pasó lo contrario: Independiente reaccionó y volvió a la carga. Y fue Lucas Romero quien vio el hueco y se animó a soltar el derechazo desde 25 metros y burlar a Alejandro Rivero, de floja resistencia. La pelota le picó justo adelante y el arquero no pudo contener el disparo.
Con la certeza de que el punto de nada le servía, el local aprovechó el envión y decidió sostener el pie en el acelerador. Sin mucha forma en su juego, pero con el empuje de Alan Velasco, se siguió acercando. El pibe la robó por la izquierda, apiló a tres adversarios y se la dejó servida a Silvio Romero, que la tiró afuera.
Se apagó Roa y Lucas González nunca encontró su lugar en el equipo. No estuvo firme en la marca y tampoco aportó arriba. Pusineri, entonces, metió mano: los sacó a los dos y puso a Alan Soñora y Domingo Blanco. Pero los cambios no le ofrecieron soluciones y nada cambió.
No hubo conexiones y todo quedó a merced de alguna genialidad del chico Velasco, que solo no pudo a pesar de sus intentos. En cambio, del otro lado Arsenal esperó y donde puso el ojo, puso la bala: centro de Leonel Picco y golazo de cabeza del uruguayo Candia, que saltó muy cómodo y libre entre Franco y Bustos.
Cuando peor la estaba pasando. Cuando la brújula se le había caído en las arenas de un desierto sofocante, Menéndez encontró un oasis con un bombazo desde lejos para empatar de nuevo.
El Rojo se envalentonó. Rivero salvó un tiro de Federico Martínez, que había entrado por el lateral Thomas Ortega. Velasco seguía haciendo de las suyas y en una de esas Fabio Pereyra lo bajó en el área: penal no sancionado por Néstor Pitana.
Para colmo en la jugada siguiente, la visita marcó el 3-2 con el tanto de Ramiro Luna que apareció solo por el sector donde ya no estaba Ortega en la defensa de un Independiente jugado, que enfureció con el árbitro. Encima, Franco vio la roja por protestar.
Así, con uno menos Velasco demostró que fue el mejor local de la tarde y le dio la igualdad por tercera vez a un Independiente que no se rindió jamás y que casi se lleva el premio mayor al final (ya había sido expulsado Candia por doble amarilla) cuando Nicolás Messiniti reventó el travesaño.
Y en el todo o nada, los de Avellaneda se quedaron sin nada cuando Luna sentenció el 4-3 de un partidazo que tuvo de todo.
Nahuel Lanzillotta/Clarín
Racing empató 2-2 con Central Córdoba de Santiago del Estero y se quedó sin esperanzas de llegar a la última fecha, en la que recibe a Newell’s, uno de los líderes de la zona Complementación B, con posiblidades de acceder a las instancias finales.
Otra vez los paraguayos de Racing volvieron a ser protagonistas y también el arquero Gabriel Arias. Como hace una semana en la goleada ante Godoy Cruz en los que seis de los cinco goles fueron de Lorenzo Melgarejo (3) y Matías Rojas (2), en Santiago del Estero ambos fueron los goleadores del empate, que finalmente no alcanzó.
Si bien le costó a Racing remontar el resultado, la victoria parecía justificarla el equipo de Sebastián Beccacece. No arrancó bien. A los ocho minutos ya ganaba el Ferroviario. Hubo una buena jugada de Nahuel Barrios por izquierda, Sigali y Fabricio Domínguez llegaron tarde a los cruces, el arquero Arias respondió dos veces muy bien y finalmente Santiago Rosales logró rematar al gol.
Pero la alegría al local le duró poco. Racing se fue acercando y tuvo un buen tiro libre por una falta de Iván Ramírez a Melgarejo. Ideal para la zurda de Matías Rojas. Y el paraguayo no defraudó, superó la estirada de Taborda y marcó el empate.
El Perrito Barrios fue un dolor de cabeza para Fabricio Domínguez en esta etapa: no lo podía parar. Pero a la vez, la Academia comenzó a ser superior desde la construcción del juego de tres cuartos de cancha hacia arriba, con la participación de Melgarejo, Rojas, Alcaraz y Lisandro, más el despliegue de Domínguez. El problema para la visita era los espacios que dejaba atrás, ideales para la contra rápida de Barrios y Rosales.
Sobre el final del primer tiempo, Arias respondió muy bien ante un tiro libre de Vieyra, que se complicó tras desviarse en un hombre de Racing.
Apenas comenzó la parte final, la Academia parecía resolverlo. Apenas un minuto y Melgarejo capitalizó un desborde de Domínguez y anotó el segundo.
Racing continuó defendiendo bien la victoria, aunque siguió dando ventajas en la marca por el lado de Domínguez. Justamente por allí llegó el empate local: se escapó Rosales, apareció Ribas, recién ingresado en lugar de Riaño, y el local lo empató a los 20 minutos.
Después, otra vez el arquero Arias salvó con dos enormes atajadas la caída de su valla. Queda una fecha, pero los dos ya se despidieron.
Clarín/Deportes
En un partido en el que le sobraron chances para ponerse en ventaja, Newell’s pagó cara su ineficacia y Vélez le ganó en Rosario por 1 a 0. De esta manera, ambos suman la misma cantidad de puntos como líderes y el local conserva el primer puesto por diferencia de gol de cara a la definición de su grupo en la Fase Complementación.
El equipo alternativo que presentó Mauricio Pellegrino empezó moviéndose bien en mitad de cancha para tratar de aprovechar espacios a espaldas de los volantes rojinegros, pero falló a la hora de terminar las jugadas de ataque. Por el contrario, el local fue mucho más peligroso cuando avanzó con pases profundos y presionó sobre la salida rival.
En un lapso de apenas 6 minutos, la Lepra puso a prueba tres veces a Lucas Hoyos. El arquero surgido del Parque de la Independencia cumplió a su modo con la ley del ex y acabó siendo una de las figuras del encuentro. De arranque, en dos ocasiones evitó la apertura del marcador ante Alexis y Maxi Rodríguez. En la restante le ahogó el grito a Julián Fernández, quien cabeceó un centro desde la derecha después de un tiro de esquina.
La propuesta del Fortín se diluyó en la medida en que Newell’s mejoró su retroceso para juntar a mediocampistas con defensores. Así neutralizó a Thiago Almada y Ricardo Centurión, pero también le quedó más lejos el arco rival y perdió velocidad para sumar gente en ofensiva con la misma facilidad que había tenido en la primera mitad de la etapa.
No fueron pocas las ocasiones en las que Vélez también pudo desequilibrar por la aceleración de sus volantes y delanteros, pero siempre faltó la puntada final para a la hora de pisar el área. Así lo exhibió Almada en la última jugada antes del entretiempo, cuando le ganó la espalda a Manuel Llano y remató suave al primer palo sin mayores complicaciones para el arquero Ramiro Macagno.
En el complemento, los rojinegros sintieron el desgaste del primer tiempo y su rival empezó a sacar ventaja desde el punto de vista físico. A pesar de esa limitación, Newell’s no dejó de apretar en campo contrario, pero se encontró con algunos problemas para defender del lado derecho y se expuso a ciertos errores en la salida desde el fondo.
Vélez cambió casi toda la línea ofensiva en el complemento y apostó a algunas piezas del equipo titular para tratar de desequilibrar. Sin embargo, fue un defensor en un tiro de esquina quien consiguió el primer gol del partido. A menos de 15 minutos del final, Miguel Brizuela recibió un pase corto en el área después de un mal rechazo de Santiago Gentiletti y abrió la cuenta de zurda.
El grito del zaguero fue un mazazo inesperado para Newell’s, que no encontró respuestas de allí en adelante para emparejar el marcador. La derrota le puso fin a una racha de cuatro victorias consecutivas en el torneo y una quinta por Copa Argentina.
Además, el resultado le restó chances a la reedición del clásico rosarino para la final de la ronda de perdedores, algo que parecía el desenlace más probable hasta este fin de semana de acuerdo al desarrollo de la instancia actual de la Copa Diego Maradona. En la última fecha Newell’s visitará a Racing y Vélez recibirá a Godoy Cruz para saber quién será el finalista de este parejo grupo B de la Fase Complementación.
Clarín/Deportes