
Armando Manzanero, emperador del bolero mexicano y referente de la música hispanoamericana de todos los tiempos, murió en Ciudad de México en la madrugada del lunes, otra víctima de covid-19. El 17 de diciembre, el cantante, compositor y productor había sido internado, tras dar positivo al nuevo coronavirus, con síntomas de tos persistente y baja oxigenación. Días después, antes de Navidad, fue intubado“con pleno consentimiento”, según se aseguró desde su entorno, para recibir ventilación mecánica. Antes de que las numerosas muestras de afecto y reconocimiento a la figura y a la obra de Manzanero se multiplicaran por las redes sociales, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, interrumpió su habitual conferencia de prensa matutina tras recibir la noticia. Las cenizas del artista serán trasladadas a Mérida, en Yucatán, donde nació el 7 de diciembre de 1935 y donde desde hace unos días hay una casa museo en su honor, y un “tour de la nostalgia” que recuerda sus comienzos.
A los 85 años y en plena pandemia, Manzanero había transitado el 2020 tan activo como siempre. Siguió componiendo y trabajando al frente de la Sociedad de Autores y Compositores de México (el equivalente al SADAIC local, entidad que presidía). Se lo vio en fotos junto a artistas como el colombiano Sebastián Yatra. Anunció que trabajaba en un álbum de temas inéditos con la intención de “dejar todo en orden”. También fue homenajeado en la última entrega de los Grammy latinos, cuando artistas como Luis Fonsi, Jesús Navarro, Pablo Alborán y Joy Huerta de Jesse & Joy interpretaron algunas de esas canciones que hoy son parte del patrimonio sentimental de varias generaciones.
El 11 de diciembre había viajado a Mérida. Ahí lo esperaban el gobernador de la región y el secretario de Turismo, para homenajearlo en la inauguración de Casa Manzanero, un museo dedicado a su vida y obra que ya se sumó a los atractivos turísticos de Yucatán, junto con el denominado “Tour de la nostalgia”. El recorrido lleva a los visitantes por los lugares de la infancia, y el surgimiento de Manzanero como pianista y compositor. El museo tiene sectores que llevan el nombre de sus temas más emblemáticos. “Nunca en el mundo” –su primera composición– es el primero, que abarca el período de 1883 a 1950, los orígenes del bolero, la influencia del radio y las grabaciones de los primeros maestros del género, hasta la adolescencia de Manzanero. “No sé tú” es el eje central, recorre las múltiples colaboraciones y premios recibidos a lo largo de su vida, y una revisión de su inmensa discografía. “Esta tarde vi llover”, el tercer eje, refleja el legado del artista a la cultura popular, su capacidad de romper barreras para establecer colaboraciones artísticas que desde la música se proyectan al cine y la televisión.
Entre tanta actividad, lo único a lo que no se plegó Manzanero en la pandemia fue al streaming. Luego de una experiencia ante la que no ocultó su decepción, el viejo lobo del amor cara a cara no dudó en calificar su experiencia como negativa. “Fue horroroso cantarle a unas cámaras, a unas luces… el streaming es más frío que bailar con la hermana”, calificó en tono de lamento de bolero.
Una vida de música
Hijo de Santiago Manzanero, músico y uno de los fundadores de la orquesta típica Yucalpetén, Armando nació en un ámbito musical. A los 8 años comenzó sus estudios de música en la escuela de Bellas Artes de Mérida, que más tarde completó trasladándose a Ciudad de México. Su primera obra, «Nunca en el mundo», es de 1950. Al año siguiente inició su actividad profesional como pianista en distintas formaciones.
Su carrera se imbricó con la industria de la música desde antes de comenzar como tal y con esa experiencia se encaminó. Para 1957, Manzanero ya era director musical de la filial mexicana de la multinacional discográfica CBS. Después de un quinto lugar en el Festival de la Canción en México, en 1962, llegó el primer lugar del Festival de la Canción en Miami con el tema “Cuando estoy contigo», en 1965, y la afirmación radiofónica con «No». Recién en 1967 grabaría para sello RCA Víctor su primer disco, titulado Mi primera grabación, con canciones propias, donde ya estaban desplegadas las fórmulas del romanticismo que caracterizaría toda su obra.
La proyección internacional se afirmó en 1970, cuando el cantautor estadounidense Sid Wayne –autor de canciones para Elvis Presley–, hizo su versión en inglés de «Somos novios», que registró como «It’s Impossible». El primer lugar en el Festival de Mallorca con el tema “Señor amor” en 1978 y el éxito de “Corazón amigo” en el Festival Yamaha de 1982, lo colocarían en una posición de privilegio en el mercado de la música internacional.
A esa altura sus temas eran interpretados por artistas de las más variadas tradiciones, una lista que al día de hoy incluye nombres que van desde Elvis Presley hasta Libertad Lamarque, pasando por José Alfredo Jiménez, Pedro Vargas, Olga Guillot, Elis Regina, Tito Rodríguez, Edith Márquez, Andrea Bocelli, Laura Pausini, Cristian Castro, Alejandro Fernández, Lucero, Paulina Rubio, Ricardo Montaner, Miguel Bosé, Rocío Dúrcal, Raphael, David Bisbal, Britney Spears, Christina Aguilera, Luis Miguel, y muchísimos más en todo el mundo y en varias lenguas.
Paternidades
Es Cuba la tierra que tiene rubricada la paternidad y maternidad del bolero, sellada en la historiografía musical con el compositor José “Pepe” Sánchez como el autor del “primer bolero” -“Tristezas”, de 1883-, y reconfirmada luego al ritmo del son, desde Benny Moré y Miguel Matamoros hasta Omara Portuondo y Celia Cruz. Pero México supo poner su marca propia, desde Agustín Lara hasta Chavela Vargas. Y allí es donde aparece dejando marca histórica Armando Manzanero. “Somos novios”, “Esta tarde vi llover”, “No sé tú”, “Adoro”, “Pero te extraño”, “Cuando estoy contigo” o “Voy a apagar la luz” ya están más allá de su nombre, en la boca del pueblo cada vez que se enamora.
La obra de Manzanero abarca más de 400 canciones. “Algunas sacadas de mi experiencia personal, otras no -explicó-. Por ejemplo, ‘Parece que fue ayer’ me la encargaron para un presidente de la república en México, en cambio ‘Contigo aprendí’ es una canción cierta, de verdad”, contaba en una nota de Eduardo Febbro publicada en el suplemento Radar de Página/12. Allí Manzanero se definía como “un trovador que va por todo el mundo diciendo sus canciones, que no tiene más que una crítica hacia su propia vida para ver cómo la hago cada día mejor”.
“No soy de búsquedas, ni de formalidades ni de tanto revestimiento como existe ahora. Cuando los artistas de hoy hacen un contrato piden hasta la marca de agua que van a tomar. Viéndome a mí mismo, soy inmensamente corriente y común, y ello a pesar de la gloria. Para mí, la gloria no es más que un algo que acompaña para vivir bonito. Nada más”, definía también”.
Especie rara de Cartesiano del amor, Manzanero daba por tierra con las interpretaciones “profundas” para sus creaciones, antes que por alguna condición de “elevadas”, por su ser bien llanas, “fáciles de entender”. “La poesía que existe en la canción, precisamente porque es popular, es fácil de entender. No hay que estar averiguando, ni hay que ser un intelectual para entenderla”, explicaba de la misma forma. “La canción ‘Adoro’ dice ‘adoro la calle en que nos vimos’ y eso lo entiende desde el más erudito hasta el más tonto. Ese es el encanto de la música romántica. Esa música es necesaria, porque existe con el deseo de tomar de la mano a la persona que amamos para manifestarle nuestro amor. Por eso la música romántica va a existir siempre”, decía Manzanero.
“El bolero es la historia que vivimos todos los días en pareja, que tarde o temprano, en un momento de la vida, nos toca vivir. Puede ser una historia nostálgica, una historia alegre, pero siempre es la historia de dos personas, es su historia cotidiana”, explicaba sobre la materia prima de su trabajo.
A los versos redondos de “Esta tarde vi llover”, por ejemplo, los excluía de cualquier interpretación metafísica del tipo borgeana. “Esta tarde vi llover, vi gente correr, y no estabas tú… Ya no sé cuánto me quieres, si me extrañas o me engañas, sólo sé que vi llover, vi gente correr, y no estabas tú…”. “No es así, es una canción nostálgica al ciento por ciento. Es la canción de una persona que ve un fenómeno tan bello como la lluvia y se da cuenta de que está solo, de que no tiene con quién compartirlo”, analizaba, simplemente.
El gran productor
El otro saber artístico con el que Manzanero alcanzó gran éxito fue el de productor. El más recordado es el de su Romance con Luis Miguel, que arrancó en 1991. Un suceso planetario que incluyó temas como “Te extraño” y “No sé tú” (ver aparte). El Premio a la “Excelencia por la trayectoria artística” que en 1993 le otorgó la revista Billboard y el Latin Grammy 2001 al mejor dúo o grupo pop vocal por Duetos -en el que canta con artistas como Alejandro Sanz, Ricardo Montaner, Lucero, Olga Tañón y Miguel Bosé- ratificaron la vigencia de un creador más allá del tiempo y de las modas.
En 2010, tras la muerte de Roberto Cantoral, asumió la presidencia de la Sociedad de Autores y Compositores de México. Ese mismo año, Manzanero recibió el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación, que entrega los Latin Grammy. Poco después, el legendario Tony Bennett grabó con Alejandro Sanz una versión bilingüe de «Esta tarde vi llover» (“Yesterday I Heard the Rain”) para el hiperpromocionadoDuets II.
Pieza fundamental de la industria musical planetaria, en enero de 2014 Manzanero se convirtió en el primer mexicano en recibir un Premio Grammy honorífico por su trayectoria, que The Recording Academy le entregó en Estados Unidos.
Con Manzanero se va una figura irrepetible, reflejo de una sociedad y sus maneras de relacionarse. La potencia de su obra fue capaz de prolongar la época dorada de la canción romántica. Que a través de bolero llegó a todos los rincones del mundo y hoy se puede resumir en su nombre.
Santiago Giordano/Página 12