Un melodismo sereno que deslumbra por su frescura nos acerca al corazón de Antiguo rezo, el nuevo álbum de Silvia Iriondo y Juan Falú. Un puñado de hermosas canciones desde las que transmiten la cara más sensible del folclore argentino. Música original escrita por Falú con la colaboración de Pepe Núñez, Jorge Marziali, Aníbal Albornoz, Teresa Parodi y de la propia Iriondo, y de la que surge como primera impresión el inabarcable horizonte de la música popular.
Una selección de tonadas, zambas, canciones, un gato, una milonga, una chacarera son el vehículo para este encuentro de guitarra y voz de un profundo sentir emocional.
Iriondo y Falú entretejieron un disco de tono conceptual que sobresale por su variedad de colores y por el espacio que rodea a las interpretaciones. En efecto, hay un manejo soberbio del silencio, que le da a estas músicas un contorno íntimo y que evidencia el elegante equilibrio del dúo. Una guitarra esclarecedora que transmite la riqueza del folclore a través de su sensibilidad de compositor, melodías nítidas desde las que Iriondo edifica su interpretación; una artista que transmite una sólida coherencia emocional que, sin exageraciones, recrea los diferentes mundos de la canción folklórica. Y este asunto es, particularmente, el que exhibe sin complejos Antiguo rezo.
La variedad de este trabajo radica también en su sencillez. La forma de abordar cada estilo refleja la riqueza de matices que contiene el género. El minimalismo en sus armonías de acuarela revela el enfoque moderno del guitarrista, sin desprecio por la ortodoxia que, por cierto, está presente, aunque sin dominar la escena.
Iriondo tiene una voz cautivante y canta de manera que todo parece natural. Sin embargo, detrás hay un profundo trabajo, a través del cual logró un entendimiento superior con Falú. Su fraseo medido, su proyección vocal, su autoridad rítmica y esa frescura en su canto que se vuelve música muestran toda su jerarquía.
En un disco sin altibajos, se lucen Cantorcita, de Juan Falú, en donde la guitarra crea ese clima íntimo necesario para que Iriondo relate recuerdos desde una emocionalidad suspendida y con ese remate de “la guitarra espera como yo por un por si acaso, por un tal vez”, o Duende de los cañizos, de Aníbal Albornoz y Falú. Una bellísima zamba donde el dúo explora las fronteras del estilo con una gracia y riqueza de ideas que convierten a la guitarra en protagonista.
También sobresalen A puro fierro, de Pepe Núñez y Falú, una milonga lenta cantada con dramática cadencia y embellecida por los arreglos de la guitarra que responde inspirada a cada reclamo, en la que Iriondo se luce con una sólida interpretación, y Tonada de antiguo rezo, de Jorge Marzioli y Falú, introducida por la guitarra y con la voz que suelta una historia que abraza su destino de cantor.
En Antiguo rezo, voz y guitarra quedan, ambas, a merced de un sentimiento que exploran con igual pasión. Un diálogo sin autocomplacencia; con el rigor de un compromiso artístico. Antiguo rezo es un trabajo de un clima anímico y musical creativo que viene a refrescar la escena de la música argentina y que, sin apelar a innecesarias sofisticaciones, logra transmitir la genuina elegancia del folclore.
César Pradines/Clarín