
El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) se convierte, después de casi un año, nuevamente en un espacio de alegría. Luego de los duros meses de cuarentena, y conviviendo aún con el transcurrir de la pandemia, la posibilidad (para todos) de volver a ver una muestra contundente de pinturas es, sin dudas, un gran motivo de festejo.
Fuera de serie es el nombre de la exhibición que a partir de hoy podrá visitarse. Reúne las obras de la artista brasileña Leda Catunda (São Paulo, 1961) y Alejandra Seeber (Buenos Aires, 1969). La exposición -curada por Francisco Lemus (Bahía Blanca, 1988)- es la primera del programa que también se estrena: Paralelo 13.
La muestra es un canto a la pintura. Pero no a la pintura figurativa, tradicional ni representativa, sino a toda aquella forma de pintura contemporánea que se salga de la norma. “Se trata de un transitar por la pintura realizado por estas dos artistas, sin fijarse en la pintura tradicional”, explica el curador.
El uso del collage, la influencia (en las obras) del arte conceptual, el dejar de lado el llamado “buen gusto” y también las formas en que se supone que un pintor debe utilizar el color, todos esos son puntos en común entre las producciones de Seeber y Catunda.
En el caso de las producciones de la brasileña, existe una particularidad más: también utiliza las telas, la costura, los textiles, como un recurso pictórico y compositivo. La obra de Catunda es vital, curvilínea, redondeada y tropical: aquí no existen los ángulos rectos ni las líneas duras, y la sola mención al minimalismo es un pecado. Los trabajos de Catunda son visuales y táctiles: son capas y más capas de telas pintadas, agujereadas, cosidas (casera pero amorosamente), que se entrelazan, superponen y forman entre ellas también huecos; agujeros. A través suyo, entonces, a veces puede verse la pared. Y algunas de sus obras hasta tienen relleno.
Ya entrando en la sala 3 del primero piso, es decir, ingresando al “universo Seeber”, nos recibe la primera de sus obras: We were so modern (Eramos tan modernos) pintada en el año 2000, antes de que la artista se radicara fuera de nuestro país. Y la propia Seeber explica que esta pintura significa algo especial para ella, porque la pintó en un momento en que, por un lado, ser “modernos” en Buenos Aires era como decir que “uno era canchero, aggiornado”. Por otro lado, menciona la artista que poco después de llegar a Nueva York notó algo curioso: mientras que en Buenos Aires era ella pintora, vestuarista, directora de arte en una agencia de publicidad y persona de prensa en museos, allá, en la ciudad del norte, era tan sólo y categóricamente una “pintora”. No había lugar para otras definiciones. “Pintora y nada más”, detalla.
“Quería que la exposición comenzara con We are so…, con esta pintura, porque cada vez que regreso a Buenos Aires tengo la sensación de que aquí todo está por hacerse; de que podés marcar un inicio. En Nueva York, en cambio, no es tan fácil: te dicen que sí a todo, que lo podés hacer, pero el impacto que lográs es mucho menor”.
Muchos de los trabajos de Seeber en esta exposición parten de interiores externalizados: es decir, se trata de interiores domésticos (un living, un dormitorio, un comedor), espacios pintados a partir de los cuales la artista va desplegando una gran batería de recursos.
“La cosa es simple: cuando la pintura se empieza a asemejar a algo, entonces hay que huir”, define Seeber. Esta búsqueda es aplicable a las producciones de las dos artistas.
Mercedes Pérez Bergliaffa/Clarín